Por: Noé Mondragón Norato
Foto: https://www.elsoldechilpancingo.mx/
Como si no fuera suficiente con la cooptación que el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán mantiene sobre los dos sindicatos universitarios, el pasado sábado envío a tres de sus aliados de la llamada Comisión de Armonización ―integrada por Berenice Illades, Efrén Marmolejo y el ex guerrillero Arturo Miranda―, para tratar de convencer a los trabajadores y aceptar el timbrado de la nómina con la ampliación del ISR a la Secretaria de Hacienda. Utilizaron, como es costumbre desde el poder, la estrategia del miedo para inhibir eventuales movilizaciones universitarias. Pidieron «ser conscientes de la situación que vive el país» y aseguraron que los trabajadores se podrían quedar sin pago esta quincena por la eventual retención del subsidio federal. Pero hay mar de fondo en este tipo de complicidades y acuerdos soterrados.
MARRULLERÍA Y CORRUPTELAS. – Si hay algo que no puede esconder Javier Saldaña, es que en los siete años que lleva como rector de la UAGro, se ha convertido en un hombre acaudalado. «Universidad pobre y rector rico», escribió en su cuenta de Twitter el ex gobernador Ángel Aguirre en los inicios de marzo de 2018. Los fondos de las riquezas están relacionados con malas administraciones que esconden irregularidades. Hay que ubicarlas:
1.- Desde que asumió en el cargo, Javier Saldaña no ha logrado gestionar beneficios reales hacia la base trabajadora. Le agregó cinco días al aguinaldo. Negoció nimiedades con el sindicato académico que se instaló igual que él, en la repetición de ciclos que solo han apestado cada vez más esas aguas estancadas. Hay ejemplos muy claros de lo anterior: mientras un maestro de la SEG, recibe como estímulo alrededor de 40 mil pesos al cumplir los 20 años de trabajo ininterrumpido, en la UAG el docente recibe la bicoca de 2 mil 500 pesos, pero hasta que cumple 28 años de servicio. Una verdadera burla. Pero el STAUAG no vela por los intereses de los trabajadores, sino por los de grupo y corriente política. Y por los personales de sus dirigentes.
2.- Si la ampliación del ISR se debió aplicar desde el 2015 y no se hizo por marrullerías y acuerdos inconfesables del rector con el PRI, con el gobernador Héctor Astudillo y con el ex presidente Peña Nieto, ¿entonces por qué el STAUAG no incluyó el pago de dicho impuesto en su pliego petitorio que cada año realiza para emplazar a huelga a la UAGro? De haberlo hecho así, a estas alturas ya no habría ninguna incertidumbre laboral por el pago del ISR. Es decir, cuatro años eran más que suficientes no solo para movilizar a los trabajadores universitarios a fin de estallar la huelga, sino para obligar al gobierno estatal y a la federación, a fijar los términos definitivos en ese cobro. Pero como el rector se reeligió en 2017 y el dirigente del STAUAG, Ofelio Martínez, también, operaron para favorecer sus propios intereses. No los de los trabajadores universitarios.
3.- Hay un tercer escenario: el político. El rector se quiere anotar a la competencia por el gobierno estatal en 2021. El cobro del ISR sería una forma de ejercer presión ante la federación por ese motivo. Y dejarse ver como gestor ante AMLO. Vender esa idea también, al interior de la UAGro. En este punto, la Secretaría de la Función Pública y la propia Secretaría de Hacienda están obligadas a informar no solo al patrón, sino a la base trabajadora ―así como se hace con las personas físicas―, los términos en que vendrá el cobro del ISR.
A eso se suma la opacidad en el manejo de los recursos derivado de la constante negativa del rector para transparentar el ejercicio de su gasto a través de un portal de transparencia. Hay voces universitarias que demandan que Saldaña cubra ese impuesto dado que fracasó como gestor del mismo desde 2015. Y ese mismo rasero se lo apliquen al dirigente del sindicato académico, Ofelio Martínez, por dejar fuera del pliego petitorio en cinco años, dicha demanda laboral. Lo único malo es que el Congreso local no aprueba la revocación de mandato para el rector, saltándose su coto de poder que es el Consejo Universitario. Y así, Saldaña Almazán seguirá haciendo lo que le plazca.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Tras liberar el semáforo a naranja, la cifra de contagios por Covid-19 creció alarmantemente en Chilpancingo y Acapulco. Muchos ciudadanos lo tomaron cómo que ya podían salir. Si riesgos. Ellos lo pusieron en verde. Asustado por el aumento de las cifras, el gobernador Héctor Astudillo amenazó con regresarlo a rojo de nuevo. Pero ya la gente está confiada. Cree que todo está bien. El escenario que viene gestándose podría empeorar con creces la pandemia.
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