La baja de delitos en Guerrero ya se refleja no solo en la estadística del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública del gobierno de México, si no en el ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia Penal.
Hace cuatro años Acapulco era la ciudad emblemática de la violencia a nivel nacional en lo cual sustituyó a Ciudad Juárez luego de una estrategia en la que participó la sociedad civil y que se llamó Todos Somos Juárez allá por el año 2013.
Solo tres años después Acapulco ya no era solamente la ciudad con más homicidios en el país, en 2016 también fue considerada la segunda ciudad más violenta del mundo, solo después de Caracas, Venezuela; lugar que ocupó también en 2018.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia Penal dio a conocer ayer martes el ranking correspondiente a 2019 en el que la mala noticia es que México tiene 6 de las 10 ciudades más violentas del mundo, pero Acapulco ahora se encuentra en séptimo sitio.
Claro, esto no hace de este municipio un lugar menos peligroso ni significa que ya no se cometan delitos, pero sí que se ha logrado disminuir la incidencia. El parámetro es la tasa de delitos cometidos por cada 100 mil habitantes.
En 2020 se espera seguir a la baja. Las cifras proporcionadas por el gobernador Héctor Astudillo Flores esta mañana en su cuenta de Twitter indican que la incidencia delictiva en comparación con los primeros cinco meses del año pasado disminuyó 17 por ciento en el estado, y se sabe que Acapulco es el municipio que más casos aporta a la estadística estatal al concentrar aquí a un tercio de la población.
Aquí se ha conjugado el trabajo coordinado de los tres niveles de gobierno en la Mesa para la Construcción de Paz que todas las mañanas encabeza el gobernador Astudillo con mandos militares y policiacos que han sido ejemplo de compromiso con esa tarea.
Por poner un ejemplo, el gobernador hace unos días entregó 36 patrullas, 45 armas de fuego y 248 mil cartuchos a Jorge Zuriel de los Santos Barrila, el titular de la Fiscalía General del Estado, un organismo que a través de la Policía Ministerial incrementó en 317 por ciento las detenciones en flagrancia.
Ojo, no son órdenes de aprehensión, sino detenciones flagrantes. ¿Qué quiere decir eso? Que son personas capturadas justo cuando cometen o acaban de cometer un delito. Ahí nos damos cuenta quién está haciendo la chamba… y no es la Policía Municipal.
¡Qué listos!
Con esta reforma política con la que el Congreso de Guerrero validó a nivel estatal la reelección sin separarse del cargo de diputados y regidores claro que los actuales ediles y legisladores resultan con ventaja.
Dice el diputado de Morena Moisés Reyes Sandoval que los diputados y regidores entre comillas no manejan presupuesto, pero omite mencionar que cuentan con una suma de dinero para “gestoría”, o “para canalizar a los distritos” como dijo en su momento el diputado Antonio Helguera que se hizo con los 30 o 50 millones de pesos supuestamente ahorrados en el Congreso.
El simple hecho de subir a tribuna y aparecer mencionado en los medios ya representa una ventaja ante otros competidores. Que no le hagan al cuento y compitan con piso parejo como lo demandaron los diputados Guadalupe González Suástegui y Arturo López Sugía.
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