*La consulta de Morena sobre el destino geográfico del Nuevo Aeropuerto Internacional de México fue solo eso, una consulta de partido.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 35 establece los lineamientos para realizar las consultas populares y existe además una Ley Reglamentaria.
En esta legislación los presidentes electos y los partidos políticos no figuran como convocantes, ni como organizadores, los primeros deben ser el Ejecutivo en funciones, el Congreso de la Unión o los ciudadanos; y el organizador debe ser el Instituto Nacional Electoral, además de que la consulta debe realizarse el mismo día de una elección federal constitucional.
Para ser vinculante, es decir, que su resultado sea obligatorio para el gobierno, se necesita una participación de por lo menos el 40 por ciento del padrón electoral.
En la consulta de Morena votó poco más del 1 por ciento del padrón, sin embargo, como era de esperarse, el próximo presidente Andrés Manuel López Obrador ya dijo que “el pueblo decidió”.
Es decir, lo que haya opinado una parte del 1 por ciento del padrón electoral ya es la opinión del pueblo, de todos los mexicanos.
¿Y qué pasa si usted o yo Juan Pueblo no nos sentimos representados por la opinión de ese 1 por ciento? ¿Tenemos la culpa de no haber participado en la consulta realizada por un partido político en particular y por tanto tenemos que aceptar sin chistar el resultado?
Seguramente eso nos dirán los seguidores de nuestro próximo presidente, para los cuales todos tenemos la culpa menos él, y por supuesto, ellos.
Ya lo dijo el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores, que él no votó porque entendió que se trataba de un ejercicio de partido, y estoy seguro que muchos decidimos no participar por eso, ya que no es posible avalar que se legitime una consulta interna con un ejercicio democrático pero además sin sustento legal.
El mensaje enviado a los mercados internacionales y a los inversionistas que nos guste o no, generan el empleo, tiró la Bolsa Mexicana de Valores en 4 por ciento y elevó el precio del dólar.
Y es que el mensaje no es precisamente que se acabaron los privilegios, sino más bien, habla de un próximo gobierno que no respeta las leyes y que hará lo que sea para imponer su voluntad, a golpes de populismo y propaganda.
Ese 1 por ciento que nunca ha piloteado un avión y desconoce los pros y los contras que para la aviación tiene cada una de las opciones sometida a votación, fue la que eligió. En cuál de estas era la mejor ya no me meto porque de aviación nada sé.
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