La crisis de credibilidad que ha acompañado a Evodio Velázquez Aguirre durante todo su gobierno no podía ser la excepción en el proceso electoral para elegir a su sucesor.
Cuando el alcalde de Acapulco argumenta ser ajeno a las imputaciones respecto a su infiltración en las campañas a favor de determinados candidatos, primero debe explicar a la población si el Evodio que declara es el que no pudo resolver los problemas torales de Acapulco, o el que se dice inocente después de ser sorprendido en el lugar del crimen y con la pistola aún humeante en su mano.
En realidad, el problema de Evodio Velázquez no es si son ciertas o falsas las versiones de que apoya con recursos municipales las campañas de su esposa Perla Edith Martínez y su ex secretario general Daniel Meza, para obtener una diputación local. El conflicto de fondo es que durante todo su trienio se le ha ido el tiempo en desmentidos y aclaraciones para justificar los errores y corrupción observados en su administración.
En la primera semana de mayo Evodio Velázquez acudió en calidad de bombero al vecino municipio de Coyuca de Benítez para trazar el rescate de Daniel Meza Loeza, candidato a diputado por el distrito ocho local, luego de que el ex secretario general del ayuntamiento fuera rebasado en las preferencias electorales por el candidato de Morena en esa jurisdicción, Ossiel Pacheco.
No era fin de semana, por lo que a Daniel Meza se le dificultó en cierto grado reunir en El Garrote a los representantes de comunidades aliados a su propuesta.
Bajo una precaria ramada a la orilla del rio Coyuca, los ejidatarios esperaron casi cuarenta y cinco minutos para que llegara Evodio Velázquez, quien venía del municipio de Tecpan de Galeana, acompañado de otra candidata, Perla Edith Martínez, la primera dama acapulqueña.
Los campesinos ya permanecían impacientes pero el candidato de Por Guerrero al Frente a presidente municipal en Coyuca de Benítez, el constructor Francisco Navarrete Ávila, les comentó que tuvieran paciencia, que la espera valía la pena.
Había vecinos de El Tamarindo, La Felicidad, El Guayabo, Las Chiripas, Los Bajos del Ejido, La Barra de Coyuca y el Cerrito de Oro. La mayoría de ellos desconcertados, desconfiados.
Evodio Velázquez fue recibido en un clima huraño cuando bajó de su cápsula refrigerada y con las manos gélidas comenzó a saludar las palmas sudorosas de hombre del campo y mar.
Después de las presentaciones no hubo preámbulo. El alcalde de Acapulco fue claro al precisar que estaba ahí para ratificar el apoyo a Daniel Meza, y a Paco Navarrete. Que le dijeran que es lo que necesitaban los ahí presentes para lograr que en cada una de sus comunidades el voto fuera para su candidato.
Las peticiones se dejaron venir en cascada; pacas de lámina, cemento, varilla, insumos pesqueros, pintura, paquetes de fertilizante y, por supuesto, billetes de 500 pesos para financiar promoción al voto.
El fiel Trini, auxiliar del alcalde, tomó nota de cada una de las solicitudes con nombre del peticionario y de la comunidad a la que pertenecía.
Antes de retirarse del Garrote, Evodio Velázquez se comprometió a entregarles esos apoyos antes del 15 de mayo. Se despidió como llegó. No hubo discursos. Pero si fotografías; “las del recuerdo”, dijo Daniel Meza. El encuentro apenas duró 25 minutos.
Días después, Daniel Meza supo que la noticia de esa reunión con tintes violatorios a la legislación electoral, era seguida por medios de comunicación pero desdeñó el hecho y concluyó que el alcalde de Acapulco tiene derecho a apoyar al partido o candidatos de su preferencia, “es un derecho constitucional y nadie se lo puede impedir”, subrayó.
Si la política es la guerra por cualquier medio, Evodio Velázquez es uno de los mejores interprete de esta definición, sin embargo el discurso para explicar que la reunión en Coyuca de Benítez no fue en día ni hora hábil de nada le ha servido pues ante el electorado pesan más las evidencias de que su mujer, su ex colaborador y su cuñado buscan cargos de elección popular en estas elecciones, por lo que toda presunción de inocencia es inadmisible.
En el fondo, la apuesta del alcalde de Acapulco para evadir cualquier sospecha se sustenta en que la Fepade se ha convertido en un instrumento investigador de escritorio. La función de este organismo se desintegra en la limitación a emitir criterios basados únicamente en pruebas documentales, no en resultados de una investigación a fondo sobre circunstancias, actores y lugar de los hechos, como debe operar toda fiscalía que se precie de tener esa figura legal.
Sin embargo, la exposición de lo acontecido en El Garrote deja entrampado al alcalde de Acapulco en una dinámica mitómana compulsiva. No es la primera vez que trata de justificar lo injustificable: fue a Colombia, Miami y Beverly Hills a turistear pero dijo que se trataba de giras de promoción turística. A la fecha no llega a Acapulco un solo visitante de esas latitudes.
Lo único que llegará es mayor descrédito para Evodio.
Hay 387 invitados y ningún miembro en línea