Cuajinicuilapa, Gro.- Eran casi las 9 de la noche cuando el alcalde arribó a una de las comunidades en donde más arraigo tiene Constantino García Cisneros entre la gente de este municipio, ahí una comitiva lo estaba esperando desde las 4 de la tarde, las clausuras de las escuelas lo habían retrasado.
Sin embargo, la gente estaba bien puesta a la espera de la llegada de su presidente “Tino” como cariñosamente lo llaman, ya le habían matado un becerro para agasajarlo y los cartones de cervezas ya se habían enfriado de más, y la mesa estaba puesta con manteles largos con los cocos listos para calmar la sed también.
La chamacada andaba toda alborotada, porque a su llegada caminarían con él, con su amigo TINO, desde la entrada hasta el edificio que esa tarde le entregaría oficialmente al comisario del pueblo las llaves del flamante edificio, ese que por muchos años habían anhelado, solo porque presidentes anteriores nomás no les habían cumplido sus promesas de campaña, Tino no les falló y estaban felices.
Los cuetes anunciaron su arribo, la algarabía era grande pues Tino siempre llega con regalos para la gente del Terrero, saben que tienen su apoyo, porque como comunidad siempre se han mantenido unidos y esa es su fortaleza, misma que el primer edil les reconocería más tarde.
No se tardaron mucho en llegar al punto de reunión, en donde sin mucho protocolo y tras unas emotivas palabras de agradecimiento de la gente local, el alcalde, su esposa y la comitiva que los acompañaba, entre ellos don Simitrio Clavel, cortaron el listón inaugural de la magna obra.
El inmueble le servirá a la gente de la comunidad como albergue en caso de algún acontecimiento climático, como ya ha ocurrido en algunas ocasiones, también servirá de comedor comunitario y como es tan amplio además se dispuso un espacio para que se atiendan ahí los asuntos de la comisaría local.
Luego vinieron los aplausos y muchas luces artificiales que con un gran estruendo iluminaron el cielo de luces multicolores, enseguida le dieron espacio a quienes bailarían unas chilenas y coplas para recitar versos muy al estilo de la Costa Chica, como les dije al inicio de este relato, la gente estaba bien puesta; lástima que se dejó caer la lluvia bien recio que, sino ahí mismo nos hubiera amanecido, comentó alguien al pasar corriendo tras el fuerte porrazo de agua.
Relatar este acontecimiento en lugar de escribir una nota periodística para mí ha sido mucho más interesante, pues les aseguro que esa tarde-noche, será recordada por mucho tiempo, pues las muestras de cariño, afecto y respeto que se mostraron tanto las autoridades como el pueblo del Terrero fue grande, se ve que la querencia es mutua y la verdad, que bueno que se les nota.
Ocurrido el jueves 13 de julio, en tierras afro-mestizas de mi querido estado de Guerrero.
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