A partir del siete de enero del año en curso los universitarios guerrerenses en lo formal enfrentamos un hecho inédito. Por vez primera en la historia de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), tenemos un candidato a rector para dirigir esta institución por el consenso espontáneo de las principales fuerzas políticas que se desempeñan en el quehacer académico de esta Universidad.
Si bien lo inesperado puede dar lugar a un optimismo excesivo o a riesgos e incertidumbres ante los avatares de la historia, también puede generar un espacio de potencialidades únicas para el desarrollo de la intelectualidad y el quehacer científico universitario. No sería raro que de pronto nos veamos en un desafío de retos y oportunidades inesperadas que pongan a prueba el poder de la inteligencia universitaria, donde la moderación de un posible optimismo excesivo nos hará falta para optar por la mejor alternativa ante la problemática que se presente.
Por tanto, ante escenarios de posibilidades inciertas, los diversos retos y problemas que enfrente nuestra institución, no serán sólo del Dr. Javier Saldaña Almazan sino de la corresponsabilidad que conlleva una candidatura de esperanza y de unidad. El FADU a través del Círculo Democrático Universitario, en un ámbito donde compartimos ideas y visiones, exponemos aquí algunas reflexiones y propuestas, derivadas de lo que consideramos el ideario político académico de nuestro candidato a rector en esta coyuntura tan especial que vive la UAG.
1) Las grandes reformas institucionales que perfilan el modo de la modernidad contemporánea son producto de las exigencias del cambio histórico de una civilización capitalista cada vez más extensiva e integrada. La economía, la política, la educación, la cultura, se adecuan presurosas al ritmo que marcan los cambios institucionales que impulsan los centros hegemónicos del capital. Nada de los cambios de la civilización capitalista nos son ajenos.
2) El país y en particular el Estado de Guerrero, requieren de un sistema educativo que tenga una cobertura total para todo aquel que quiera estudiar y otorgue una educación competitiva, pertinente y de calidad conforme a las necesidades de un mundo globalizado y en cambio constante. En base a esto la Universidad Autónoma de Guerrero, de acuerdo con las circunstancias, apoya todas las acciones necesarias encaminadas a construir este sistema educativo en bien de nuestra entidad y de México.
3) Los resolutivos del Tercer Congreso General Universitario realizado en el mes de septiembre del año dos mil, dictaminó que el nuevo modelo educativo de la universidad, se orientará en función de las nuevas necesidades de un mundo en que la rapidez del cambio institucional es innegable. Sin embargo, la UAG, tiene problemas de fortalezas muy dispares respecto a las universidades del país. Tenemos impedimentos institucionales que tienen que ver con diferencias de tamaño, recursos y formas de relaciones entre la inteligencia y el poder de gestión y negociación de las diferentes instituciones de educación superior. Existen diferencias socioeconómicas, lingüísticas y culturales. Por supuesto, nuestra academia aparece pequeña y limitada si se compara con sus contrapartes ubicadas en universidades mejor integradas. Pero las cosas están cambiando gradualmente, especialmente porque se ha empezado un largo y profundo entrenamiento de los académicos que conforman nuestra planta docente que nos llevará a la excelencia académica, o a algún mejor escenario político y académico.
4) La entidad guerrerense no puede seguir siendo estudio de caso, es decir, de estadísticas negativas en estudios que median los análisis sociales y culturales del país y el extranjero. Estado, Universidad y sociedad guerrerense deben ser vinculantes en el planteamiento y solución de los problemas de mayor interés social.
5) Puede haber llegado el tiempo para la imaginación de lo novedoso, de reorganizar prioridades, esto es, de una revisión crítica hacia el interior de nuestro quehacer universitario. Hoy, puede ser un buen momento para ejercitar con objetivos diferentes, la imaginación práctica pero también quimérica y de largo alcance para construir una universidad de nuestro presente. Los historiadores invitan a imaginar a partir del presente aunque sea tan sólo para darle al futuro carácter de lo inesperado o para dotarlo de posibilidades. Reflexionar sobre lo nuevo, es cosa de la razón práctica, de buenos deseos y voluntad de ser.
6) La UAG, debe ser un espacio que garantice los derechos y las expresiones de la ciudadanía política y cultural, un marco de reglas claras de coexistencia humana, de autonomía, libertad, tolerancia, justicia y de la especialización; adecuarnos al entorno externo a favor de nuestras circunstancias.
7) La violencia, se ha vuelto el cauce normal de nuestra cotidianidad. Nada nos extraña ni nos asombra, la morbosidad por el espectáculo de la muerte llegó a los límites del hartazgo y nuestra “historia patria” parece transcurrir sin fin ni sentido. Desde finales del siglo XX las crisis anunciaban en lo político y lo económico un cambio de era; como el principio de algo que aun no terminamos de distinguir. Somos testigos que lo viejo se está muriendo rodeado de la violencia en sus diversas manifestaciones mientras que lo nuevo se oculta en el caos de la historia sin poder nacer. Esta realidad histórica no nos lleva a ningún lugar en lo particular, pero nos reta a tomar conciencia que somos nuestros problemas y la lucha por solucionarlos. Este es un reto que no podemos soslayar como miembros de la UAG, debemos administrar nuestra cuota de caos e incertidumbre para no quedar al margen de contribuir en el nuevo orden del porvenir.
8) Hoy por hoy, el desarrollo institucional de la UAG, no puede darse al margen de garantías mínimas de legalidad y de reglas de convivencias claras, creíbles y aplicables. Nuestra estructura orgánica debe adecuarse y revitalizarse de forma constante ante las tendencias hacia un sistema más competitivo, con alternancia, descentralizado e impredecible. Debe ser preventiva para enfrentar con éxito los avatares de la historia. No es ajena a una estructura nacional donde la creación artística, producción de conocimientos y reflexión intelectual aparecen en estrecha convivencia con un poder centralizado, social y geográficamente.
9) Ante los nuevos posicionamientos que apuntan las tendencias sistémicas, no es posible seguir en un ambiente donde las instituciones ligadas a la creación intelectual, científica y cultural (museos, becas, galerías, universidades, editoriales) han estado directamente vinculadas a un sistema político que centraliza el poder y la toma de decisiones a través de complicadas negociaciones no abiertas ni democráticas; un modo de operar en el que los actores saben que tienen pocas posibilidades de ser llamados a rendir cuentas. Hay que romper con esta tradición al interior de nuestra institución.
10) Debemos modelar la estructura orgánica de la UAG, esto es, analizar las formas de gobernabilidad pues a más de una década aun no se ha integrado la estructura formal de gobierno de la Universidad. Hay que impulsar los Consejos Académicos Colegiales y los Directores de Colegios; esto nos llevará a una política descentralizadora gradual y corresponsable, dando más fluidez a la vinculación de la estructura académica y la estructura administrativa. No debemos olvidar que la descentralización es una exigencia de la modernidad globalizante.
Nuestra Universidad tiene historia y se ha caracterizado por su vocación de servicio y compromiso social, lo que la hace fuerte y no estar del todo desprotegida. Está alerta a los cambios institucionales y globalizantes y avanza con congruencia y pertinencia ante los recurrentes retos del entorno externo adecuando su quehacer sin perder su compromiso con su pueblo. Si bien nos encontramos lejos de haber llegado a una etapa definitiva de esta transición incierta, se ha demostrado disposición a renovar y modelar a profundidad, cuanto detenga el advenimiento de una Universidad científica, humanista, democrática y crítica con el espíritu de su época. Debemos abrevar en nuestra historia pues una Universidad que anula su conciencia histórica inhibe su conciencia crítica.
REPRESENTANTES DEL CÍRCULO DEMOCRÁTICO UNIVERSITARIO.
Edmundo Montalván Gatica, Tobías Bautista Miranda, José Luís Ramírez Mendoza, Samir Ávila Bonilla, Graciano Barrios Giles y Guadalupe Castillo
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