Los acontecimientos sucedidos durante las últimas 72 horas en Guerrero no son casuales, circunstanciales y mucho menos gratuitos. Por lo menos hay suficientes indicios para determinar que detrás de los enfrentamientos en Tierra Caliente y el valle de Ocotito prevalecen intereses político delincuenciales cuya columna coincidente es la lucha por el control del poder y la recuperación de rutas de trasiego usufructuadas desde hace 15 años sin que autoridad alguna perturbara a quienes las operan.
Un recuento de antecedentes sobre personajes involucrados en los sucesos de viernes y sábado, ofrece pistas sobre la construcción del laberinto en el que se encuentra ubicado actualmente Guerrero.
En junio del 2014 los grupos de autodefensa operados por Bruno Plácido Valerio bloquearon durante más de doce horas la autopista del Sol a la altura de El Ocotito, y la carretera federal México Acapulco en su paso por la misma población. El impacto integral de ese movimiento colapsó la circulación de miles de vehículos que transitaban desde las costas de Guerrero hacia la Ciudad de México y poblaciones del interior del estado.
La intransigencia asumida por Bruno Plácido para negociar la disolución del conflicto fue inamovible, ante lo que Gobernación federal instruyó al entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero, detener al líder de la UPOEG.
Animal serrano con informantes en fuerzas policiales y en equipos de gobernación, Bruno Plácido logró salir del lugar antes de que se tendiera el cerco policial para capturarlo, y escondido en un vehículo fue trasladado hasta la capital del país para ocultarse mientras se desactivaba la persecución en su contra.
Pero Bruno Plácido no se refugió en una casa de seguridad o en domicilio de parientes o amigos. El líder de la UPOEG se asiló sigilosamente en la oficina del Senador Armando Ríos Piter en el propio Senado de la República, y ahí permaneció oculto más de 24 horas. Desde ahí por vía telefónica ordenó a sus seguidores retirar el bloqueo de las carreteras como parte inicial del proceso negociador para que suspendieran la persecución en su contra.
A partir de ese momento el líder de grupos de autodefensa tejió una alianza inquebrantable con Ríos Piter.
Un año antes, en una reunión privada celebrada en el Forum Mundo Imperial de Acapulo, el entonces gobernador Aguirre Rivero advirtió a presidentes municipales de Costa Chica, Región Centro, La Montaña y Acapulco, las implicaciones y riegos que representaba la formación de grupos de autodefensa.
En esa ocasión, Ángel Aguirre pidió a los periodistas salir del salón donde se realizó el encuentro con alcaldes, y cuando le informaron que ya no había comunicadores en la sala el entonces mandatario fue directo al punto: “les quiero decir que no se imaginan la serie de asuntos oscuros y el grave peligro que representa la operación de los grupos de autodefensa”.
Pidió a los alcaldes presentes se mantuvieran alejados del movimiento de las autodefensas por lo que había detrás de esas organizaciones.
“Son autodefensas pero no de intereses ciudadanos, ellos vienen a proteger otro negocio”, precisó.
El problema fue que quien pactó con Bruno Plácido acuerdos de tolerancia no fueron los alcaldes donde operaban los grupos comunitarios, sino el propio Aguirre en un afán por llegar a un equilibrio en el que no se generaran conflictos que alteraran la estabilidad en el estado. Pero en el fondo lo que logró el entonces gobernador fue ceder amplios espacios de operatividad para que controlaran cada día mayores zonas sin limitaciones constitucionales.
Durante febrero del presente año funcionarios del ayuntamiento de Ayutla de los Libres comentaron con un grupo de periodistas acapulqueños la creciente tensión social vivida en ese municipio ante las cada vez mayores probabilidades de que la UPOEG controle y manipule el próximo proceso electoral en esa municipalidad, ya que está previsto que se realice bajo el esquema de usos y costumbres y si es así todo apunta a que Bruno Plácido se convierta en alcalde de Ayutla o coloque a uno de sus incondicionales al frente del gobierno ayutleco, ya que desde hora se amenaza a los habitantes que quienes no apoyen esa causa serán sometidos a procesos de reeducación, como denominan los grupos de autodefensa a los encarcelamientos ilegales que practican.
Este dato puede ser un paso simple de la lucha social para evolucionar en las estructuras del poder, de no ser porque quien ha dialogado continuamente con Bruno Plácido para impulsar la conquista del ayuntamiento de Ayutla, es la Secretaria General del CEN del PRD, Beatriz Mojica Morga, y su operador en la región, el diputado local Osiel García Trujillo.
Bajo este contexto, el territorio de Ayutla de los libres y municipios circundantes representa otro polvorín de alto riesgo en la geografía guerrerense. Después de todo esa región es identificada por el gobierno federal como una de los atajos más importantes en el trasiego de droga hacia las costas y en la ruta hacia la ciudad de México.
Todos estos elementos son parte de la compleja ecuación sobre la que se desplaza Guerrero, y cuya resolución se dificulta gradualmente ante el surgimiento de elementos adyacentes, como se entiende en términos matemáticos a los factores inconvenientes que aparecen cuando se trata de resolver algoritmos. Y aquí resaltan dos factores clave:
1.- Resulta atractivo para los analistas que el mayor conflicto registrado actualmente en Guerrero se registre en la Tierra Caliente, región limítrofe con el estado de Michoacán gobernado por un aliado del perredismo guerrerense, Silvano Aureoles, quien abiertamente marchó el domingo pasado por las calles de Chilpancingo para apoyar el argumento de gobierno fallido, etiquetado por el PRD al gobierno de Guerrero.
De hecho, existen expedientes de que los grupos delincuenciales que operan en San Miguel Totolapan, Ajuchitlan del Progreso y Arcelia, mantienen su cuartel general en territorio michoacano pero sus incursiones a Guerrero son toleradas por el gobierno estatal de la entidad vecina.
2.- Otro elemento confuso que impide avanzar en la resolución de la ecuación son los colaboradores de la familia Añorve Fernández, quienes a lo largo de la semana que concluyó concurrieron en antesalas de gobierno, pasillos burocráticos, restaurantes, reuniones partidistas y cuanto espacio público encontraron para promover la versión de que en Guerrero el Gobernador Héctor Astudillo solicitará licencia para separarse del cargo después de su segundo informe de gobierno, y será sustituido por Manuel Añorve Baños.
Aducen que la entrega de la gubernatura al grupo de Manlio Fabio Beltrones será la cuota para que el clan dirigido por el sonorense abandone su propósito de crear una alianza de facto con el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador.
Presumen incluso que entre Manuel Añorve y René Juárez se firmó un pacto de paz y apoyo, al celebrarse el compadrazgo de ambos en la ciudad de México en días pasados.
De hecho, en Guerrero Manuel Añorve es asociado involuntariamente con cualquier tema generador de inestabilidad que ocurra. Cada vez que suceden hechos trágicos la consigna popular inmediata es “huele a Manuel Añorve”.
Hasta cuando se muere el perro del vecino en condiciones sospechosas, en lo primero que se piensa es en Añorve Baños.
Para entender en cierta forma como llegó Guerrero a conjuntar todos estos elementos la explicación más lógica es acudir a la Teoría del Todo planteada por Stephen Hawking; que en términos llanos es una teoría hipotética de la física teórica que explica y conecta en una sola todos los fenómenos físicos conocidos. “Inicialmente, el término se utilizó con una connotación irónica para referirse a varias teorías sobregenaralizadas”.
La ecuación está planteada.
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