De pronto, los problemas de inseguridad, violencia e impunidad, se le comenzaron a multiplicar no solo al edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, sino al propio gobernador de la entidad Héctor Astudillo Flores, en la coyuntura de su Primer Informe de Gobierno.
El fin de semana que acaba de concluir reveló no solo las negociaciones en lo oscurito entre el mandatario estatal y una fracción de la disidente Ceteg, liderada por Ramos Reyes Guerrero; sino la forma en que la seguridad pública escapó a los controles ruidosamente vendidos dentro de la nueva estrategia de seguridad para los cinco municipios con mayor incidencia delictiva, puesta en marcha apenas el pasado 3 de septiembre. Hay crímenes que rozaron con fuerza a la actual administración estatal.
CRÍMENES SIN CASTIGO.- Desde el jueves por la tarde, dos hombres fueron asesinados en la colonia Los Ángeles de la capital. El viernes, un ingeniero topógrafo también fue ejecutado en la plaza Las Palmas, muy cerca del Congreso local.
El sábado, un joven fue ultimado en la colonia Lázaro Cárdenas. Y apenas ayer domingo, un urvanero de la ruta Chilpancingo-Petaquillas, fue asesinado en el estacionamiento del mercado San Francisco.
Se acumulan así, 180 homicidios violentos en Chilpancingo, en lo que va del año. Una estadística funesta que debe caerle muy mal al gobernador Astudillo Flores, quien en los inicios de octubre pasado presumió que los homicidios en Guerrero habían disminuido durante el mes de septiembre en un 35 por ciento.
Pero es obvio que lo dijo con el fin de arribar a su Primer Informe de Gobierno, vendiendo esperanzas rotas y cifras de ficción. Y de todos los crímenes del pasado fin de semana, hay uno que cayó en los terrenos políticos. Hay que ubicarlo.
1.- La ejecución de un hombre ayer domingo en el sótano del mercado San Francisco, en la capital de la entidad, resultó ser el del comandante Julio Alarcón Astudillo, del Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), que laboraba también como conductor del transporte público de la ruta Petaquillas-Chilpancingo. El crimen ocurrió en el contexto de la pugna entre el comisario de Petaquillas, Mario Flores Castrejón con una fracción del Fusdeg, liderada por José Deivid Barrientos Salazar, y el ex comisario de El Ocotito, Audifred Benítez Visoso, quien terminó huyendo ante las amenazas de muerte en su contra. Su lugar fue ocupado interinamente por Gil Ramírez Cortés. Apenas el pasado 11 de septiembre, las huestes de estos grupos armaron una gresca en Petaquillas, con saldo de cinco heridos. A ese evento se sumó la desaparición de dos policías comunitarios afines a la comisaria de El Ocotito, desde el pasado viernes 7 de octubre. Al respecto, la Fiscalía General del Estado (FGE), se comprometió a tener resultados sobre los policías desaparecidos en 72 horas, situación que no cumplió.
2.- A esta disputa no le quieren entrar ni el ineficaz alcalde capitalino, Marco Antonio Leyva Mena, ni el propio gobernador, Héctor Astudillo. De hecho, este último alertó sobre la peligrosidad del Fusdeg, ante la percepción de que podría estar infiltrado por grupos de la delincuencia organizada. Pero la FGE y su titular Xavier Olea Peláez, se han dormido. De hecho, el Fiscal es uno de los personajes que trasciende, podría ser removido de su cargo en la coyuntura del Primer Informe de Gobierno de Astudillo, ante su visible y elocuente ausencia de resultados. Mientras eso llega, la bomba del Fusdeg ya les estalló al alcalde capitalino y al propio gobernador. Y aquí podrían ocurrir dos escenarios: que el mandatario estatal le entré de lleno a la desactivación de este conflicto que amenaza con expandirse. O que lo deje seguir como está. Engrosando la estadística criminal e impune. Y pagando en la coyuntura, un alto costo político por ello.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Como un bloque de la radical Ceteg ya entró en la etapa “negociadora” con el gobierno estatal –el de Ramos Reyes-, el otro que también mantiene secuestrado el zócalo capitalino y está liderado por Antonia Morales Vélez, ya anunció que “podría entregar la plancha del zócalo”. El punto es que estas negociaciones se hacen en lo oscurito. Y así, el movimiento magisterial y el social, terminan pervirtiéndose irremediablemente. No engañan a nadie con esa falsa bandera.
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