Foto y texto de Andrés Arias Jurado
El pasado 25 de octubre Acapulco sufrió el peor evento meteorológico del que se tenga historia, el huracán “Otis” que fue declarado de categoría 5 en la escala de Safir Simpson arrasando el puerto con ráfagas de viento de más de 340 kilómetros por hora.
La fuerza del viento era tal que sorprendió a todos los acapulqueños que aterrados oían como eran derribadas sus casas o departamentos, Otis no respetó clases sociales, arrasó todo a su paso.
Fue cerca de una hora de lo que parecía era tal vez un enorme tornado, luego se adentró tierra adentro y dejó caer toneladas de agua en la micro cuenca hidrológica que se encuentra ubicada entre Acapulco y el poblado de Xaltianguis, y sin dar tregua, llovió intensamente por más de 3 horas y media.
Para muchos fue la noche más larga de su vida, azorados veían como el nivel del agua comenzaba a subir rápidamente, por lo que ante el inminente peligro comenzaron a ponerse a resguardo en un segundo nivel de su casa o la de algún vecino. Tenían que ponerse a salvó, la fuerza del agua era tremenda.
Tras el impacto inicial de Otis de las 00:30 horas del miércoles 25 cerca de las 07:00 am, con las primeras luces del amanecer, los acapulqueños comenzaron a vivir la peor de sus pesadillas, fue en ese momento cuando descubrieron que el huracán les había arrebatado todo.
Tras el impacto inicial del fenómeno meteorológico, en la mañana cuando dejó de llover y la gente salió a las calles en busca de víveres o agua para poder sobrevivir se sorprendieron ante la magnitud del daño causado por Otis, algo nunca antes visto por los Acapulqueños, superando incluso lo sucedido en el año de 1997 con el huracán Paulina.
Luego vendría la rapiña, el saqueo de todo tipo de negocios mostrando una imagen dantesca que tras los primeros reportes, habrían de circular primero en las redes sociales y posteriormente a nivel internacional a través de los noticieros que poco a poco fueron mostrando las imágenes de la devastación ocurrida por ambos fenómenos, el climático y el social, desnudando grotescamente a los acapulqueños. El caos se había apoderado de la otrora bella y destacada “Perla del Pacifico”.
Se perdieron muchas vidas humanas y de animales en situación de calle, había muchas personas desaparecidas y todo tipo comunicación fue interrumpida por la falta de energía eléctrica o torres de transmisión derribadas, parecía que el tiempo se había detenido.
Acapulco fue el epicentro de una tragedia jamás vista en Guerrero, los protocolos de seguridad, aunque un poco tardíos con la ayuda del Ejercito, Marina y Guardia Nacional fueron recuperando poco a poco las calles y mientras que se abría paso a las principales avenidas, trabajadores de la CFE llegaron de todo el país como verdaderos héroes para restablecer la energía eléctrica, tan vital en esos momentos de penumbra.
Enseguida llegaron las brigadas de salud y la maquinaria pesada para despejar primero las principales avenidas y así comenzar con la recuperación del principal polo turístico del estado, la coordinación de esfuerzos de los tres niveles de gobierno fue la prioridad para la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y para la alcaldesa Abelina López Rodríguez.
Se le abrió paso a la ayuda internacional y con ello se organizaron comedores comunitarios y se comenzaron a repartir despensas en diferentes zonas de Acapulco.
Más, sin embargo, como siempre ocurre con las tragedias, nunca falta quien intente hacer leña del árbol caído y levanta la voz en escueto panfleto reclamándole a quien no pudo ganarle en las urnas, hablando de un distanciamiento entre las autoridades municipales con el poder federal y el estatal por supuestos intereses político electorales.
La verdad es que el sentido de ese defenestrado político es bastante claro, ya que de todos es sabido que quiere ganar terreno luego de perder consecutivamente dos caprichosas campañas y ahora como vil carroñero intenta llamar la atención, cuando todos saben que ya es un cartucho quemado.
Habría que verse lo caradura que es, pero bueno ya veremos quien le toma en serio sus pobres argumentos, lo mejor en estos momentos hubiera sido retomar aquellos comedores comunitarios que desde el gobierno estatal, le hicieron propaganda a costa del erario público.
Ya lo veremos seguramente en el 2024 intentando hacerse de un prestigió que sin duda ya está totalmente perdido…al tiempo.
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