De nueva cuenta, el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa envía un mensaje muy turbio. ¿Por qué interviene para pedir a Estados Unidos reconocer la inmunidad del ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, ante una demanda presentada en ese país por su presunta responsabilidad en la matanza de Acteal?
El 19 de septiembre pasado, Zedillo fue acusado ante la Corte Federal en Hartford, Connecticut, por “crímenes de lesa humanidad” en la masacre de 45 indígenas tzotziles en la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas, ocurrida el 22 de diciembre de 1997.
El 6 de diciembre pasado, el propio ex presidente mexicano reclamó inmunidad legal ante una corte estadounidense. Pero, de acuerdo con una nota diplomática –enviada por la Secretaría de Relaciones Exteriores– y difundida ayer en el noticiero de la periodista Carmen Aristegui, en MVS Radio, el gobierno mexicano pidió al gobierno de Barack Obama, desde noviembre pasado, la inmunidad legal para quien gobernó México de diciembre de 1994 a noviembre de 2000.
La pregunta en el aire, por supuesto, es: ¿por qué Calderón da la cara por Zedillo, acusado por crímenes de lesa humanidad?, ¿no será que, como dice el dicho, también ha decidido poner sus barbas a remojar?
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