Para la Secretaria de la Mujer, Rosario Herrera Asencio, las altas incidencias de cual aseguró que va en aumento de manera descarada.

Las muertes maternas en Guerrero son producto de la falta de atención médica, principalmente en las zonas indígenas de la entidad donde las mujeres son discriminadas por el personal médico simplemente porque no hablan español.

En conferencia de prensa, la funcionaria estatal lamentó que Guerrero sea el primer lugar nacional en muertes maternas del país, pero lo más grave dijo es que este tipo de defunciones continúe presentándose por falta de asistencia médica en las zonas indígenas de la entidad.

Ejemplificó que en las zonas indígenas del estado, en el mayor número de los casos los médicos brindan atención médica a la población adivinando, a señas y gestos, esto porque los médicos no dominan los dialectos de las regiones marginadas, como son la Montaña, Costa Chica y Centro.

Por esta causa informó que en lo que va del año se ha registrado el deceso de cinco mujeres indígenas, lo que sigue colocando a Guerrero en el primer lugar nacional de muertes maternas, lo que no terminará mientras no exista sensibilidad de parte de los médicos por conocer los dialectos y lenguas maternas de los grupos poblacionales que atienden.

Indicó que la Secretaría de la Mujer “recurrentemente” recibe las quejas de organizaciones sociales y de algunos alcaldes sobre la falta de atención médica en clínicas y centros de salud, principalmente de los municipios de Ometepec y Tlapa de Comonfort, además de otras regiones del estado, como ocurre en San Luis Acatlàn en la Costa Chica.

Dijo que la dependencia a su cargo puso en marcha un operativo de vigilancia en las zonas indígenas del estado, a efecto de que traductores de tlapaneco, mixteco y náhuatl traduzcan frente a los médicos la sintomatología de los enfermos, con lo que se busca disminuir la mortandad materna y de otros factores.

Este operativo de traductores se aplica en los hospitales y clínicas de salud de los municipios de las regiones de la Montaña, Costa Chica y Chilpancingo, esta última ciudad que atiende a los pacientes en estado de salud delicado provenientes de los municipios más marginados del país.