La visita de la dirigente nacional del PRD Alejandra Barrales Magdaleno dejó claro que las dirigencias no aceptarán ninguno de los resultados que ha demandado en la investigación del asesinato de Demetrio Saldívar, y que esa será su bandera política en busca de cohesionar a un partido que se ha venido desbaratando con miras a fortalecerlo y encarecer negociones de posibles alianzas para el 2018.
Barrales dijo en Acapulco que “la exigencia de justicia no es un asunto político”, lo que contradijo a su secretaria general Beatriz Mojjica Morga quien en una entrevista recordó que la historia del perredismo en Guerrero demuestra que han sido los muertos los que le han dado vida a esa fuerza política y la han unificado anteriormente.
Parece que con el crimen de Saldívar Gómez los actuales dirigentes van por la ruta que ni de chiste quisieron caminar cuando en el gobierno de Zeferino Torreblanca fue asesinado Armando Chavarría, o cuando en el de Ángel Aguirre Rivero 43 normalistas fueron desaparecidos.
Llama la atención que al referirse al caso de Demetrio, Alejandra Barrales dijo que el gobierno ha intentado involucrar a varios de sus compañeros con el crimen organizado, cuando esto no es ninguna línea de investigación en ese asunto.
Las que el fiscal Xavier Olea Peláez dio a conocer consisten en el intento de robo o secuestro, de los que en todo caso, si hubiere participación de la mafia sería como perpetradores y no como socios de la víctima.
Aunque probablemente lo haya dicho por algunos ex alcaldes de su partido que ya han sido detenidos, como José Luis Abarca Velázquez, por ejemplo.
La realidad es que se les cayó el golpe mediático que pensaban dar al gobierno de Héctor Astudillo, porque la reunión de los comités nacional y estatal en Acapulco, al que invitaron a Miguel Ángel Mancera para darle realce, se realizó cuando ya había un detenido y se le estaba dictando prisión preventiva para ser juzgado por el homicidio al confirmar las pruebas de balística el arma que portaba durante su captura fue usada en ese crimen.
Un día antes el PRD se abrió a la alianza con Morena, cuyo dirigente Andrés Manuel López Obrador estará en Chilpancingo el próximo sábado 6 de mayo, y el PRD ha convocado a una marcha exigiendo justicia para Saldívar al día siguiente.
Lo que en realidad pretenden los dirigentes del sol azteca es mostrar el músculo para encarecer la negociación al tabasqueño que se las ha estado abaratando al convocar a los militantes perredistas a unirse a él como personas, sin dirigentes, lo cual ha socavado al perredismo como sucedió en el Senado de la República.
De hecho en el mismo evento en el que estuvo Barrrales presentó con bombo y platillo a ex petistas de bajo perfil que se pasaron a su partido.
O sea que mientras el esclarecimiento del asesinato de su compañero avanza en las instancias oficiales, el PRD aprovecha la situación para fabricar percepciones que le permitan cohesionar sus desarticuladas fuerzas, aparentar músculo y buscar alianzas con una buena tajada política rumbo al 2018.
Por ello la postura de no creer en las investigaciones “haiga sido como haiga sido” y de no aceptar los resultados como si fuesen electorales.
Parece que lo importante no es hacer justicia a Demetrio sino radicalizarse para ganar adeptos. Si la exigencia no es política ¿por qué la hace un partido político? ¿qué opina la familia del difunto?
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