Los asesores del fiscal Xavier Olea Peláez harían bien en explicarle con peras y manzanas qué son las relaciones intergubernamentales, o alejarlo de foros como el Grupo Aca, en los que olvida que es invitado como abogado del estado, y no como un litigante cualquiera que confiesa sus artimañas poco honestas para ganar juicios.
No sé qué es peor:
1.- La arremetida del fiscal contra el Ejército, la Marina y la PGR que colaboran en la complicada tarea de combatir la inseguridad, y que de paso le facilitan la chamba de atrapar a los delincuentes.
2.- Que se haya confesado públicamente como un abogado que ha corrompido a servidores públicos para sacar adelante los casos de sus clientes.
3.- Que para colmo se haya echado encima a los movimientos sociales y al propio PRD gracias a cuyos votos en la Cámara de Diputados logró ocupar el cargo.
Las tres cuestiones son graves. Primero porque no es cualquier cosa que a la toma de posesión de Héctor Astudillo haya acudido todo el gabinete de seguridad del gobierno federal, ni que el gobernador cuide esa relación, al grado de que en la más reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto a Iguala, haya dedicado tres días a operar personalmente que el evento se desarrollara sin problemas.
Las relaciones intergubernamentales son el mecanismo por el cual los diferentes niveles de gobierno se coordinan para poder intervenir en temas delicados en los que se requiere la concurrencia de todos ellos pese a la diferencia de sus ámbitos de competencia.
Es así que las fuerzas armadas han podido realizar en Guerrero la actividad que corresponde a las policías, ante la incapacidad de municipios como el de Acapulco para garantizar ni siquiera la seguridad de su zona turística. Ya no hablemos de las colonias.
Si con soldados, marinos y policías federales aún hay asesinatos en la Costera ¿qué pasaría sin ellos?
Confesar además que también ha dado dinero en los casos que ha representado como abogado, pone en duda la honorabilidad que un fiscal debe tener.
Si como dijo, ha dado dinero para que servidores públicos le ayuden a sacar un caso, representa una seria posibilidad de que también lo reciba, o al menos, nos deja la duda: ¿Cómo fue que los diputados lo mantuvieron en la terna y hasta votaron por él?
Para colmo, Olea sacó la bolita de cristal para profetizar que Nestora Salgado será aprehendida nuevamente en cuanto la dejen en libertad.
Lo que los espíritus no le dijeron al pitoniso, es que con esa elucubración con la que pretendía lucirse como gran conocedor del derecho que nadie duda que sea, se exhibió como neófito en la praxis política.
Obviamente el gobernador tuvo que salir a enmendarle la plana, las secretarías de la Defensa y la Marina a decirle de plano que no sabe e incluso un grupo del PRD cuyos votos en el Congreso fueron decisivos para convertirlo en fiscal, salió a reclamarle por lo de Nestora.
Todo esto lo logró Xavier Olea, en un par de horas al micrófono. ¡Vaya record!
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