Que el gobernador con licencia de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero regrese a la vida pública del estado no debe sorprender a nadie. Porque más allá de la grilla politiquera de algunos y los resentimientos convenencieros de otros, la verdad es que su regreso es justo y necesario.
Primero, porque está en su derecho de hacer política y de reunirse con quien sea, de hacer declaraciones y fijar posturas respecto de los grandes temas que interesan a la opinión ciudadana, debido a que es un personaje público, y de que lo hace en nombre propio, sin provocar polémicas estériles.
Segundo, porque no cometió ningún delito ni es sujeto de investigación criminal alguna. Su salida del gobierno estatal obedeció a fuertes presiones políticas interesadas de grupos de presión que usaron a la prensa nacional para responsabilizarlo políticamente de la tragedia de Ayotzinapa, que como han demostrado hechos posteriores, son responsabilidad del gobierno federal. Aguirre no tuvo nada que ver con el asesinato de civiles ni con la desaparición forzada de 43 normalistas, como ha demostrado la investigación oficial de la Procuraduría General de la República.
Y tercero, porque ni las organizaciones sociales que promovieron las fuertes protestas de septiembre y octubre, ni la población estatal demandaron en ningún momento la salida de Aguirre. Así se demostró en este espacio el 20 de octubre pasado, cuando citamos los resultados de la encuesta aplicada en medio de la crisis por el Gabinete de Comunicación Estratégica, denominada “Desaparición de Estudiantes en Iguala, Guerrero”, que revelaron una postura más bien neutral de la población guerrerense hacia el gobernador Aguirre, a cuyo gobierno responsabilizó de los hechos solo el 13% de los encuestados, contra una mayoría abrumadora que señaló como culpable directo al exalcalde igualteco, José Luis Abarca y a sus policías.
En la misma encuesta, el 47.8% de los entrevistados expresó NO estar de acuerdo con la renuncia del gobernador por el caso Iguala, y el 21.5% omitió expresarse, con lo que casi el 70% de quienes participaron en la consulta consideró innecesario apoyar la salida del mandatario.
De manera que el regreso de Aguirre Rivero no contraviene ningún mandato judicial, no viola ningún veto ciudadano, y no tiene porqué tratar de interpretarse como una ofensa a los familiares de los desaparecidos, a quienes el mandatario con licencia atendió oportunamente antes de su salida.
Si acaso, hay quienes se han puesto nerviosos pensando en cuánto afectaría a sus intereses particulares el que Aguirre Rivero pudiera solicitar al Congreso su regreso al cargo. Eso sí sería una bomba política de proporciones mayúsculas…
AAR sigue siendo el principal líder real del PRD estatal…
Lo que sí hay que destacar es que en medio de la crisis política habida en Guerrero y en el país por el caso Ayotzinapa, el PRD perdió cohesión interna y los grupos andan como perros sin dueño peleando cualquier pedazo de poder sin orden ni concierto. Y allí sí, entre los perredistas hace falta un árbitro con ascendencia moral y política, con poder sobre dirigentes y militantes que ponga orden en la difícil repartición de candidaturas para la elección de junio próximo.
Así, el liderazgo de Aguirre Rivero en el PRD podrá ser el inicio de un proceso ordenado y negociado de reorganización política interna, para recomponer los equilibrios entre grupos y personajes con aspiraciones para competir por alcaldías, diputaciones y por la gubernatura; para hacer pactos que fortalezcan las estructuras electorales de ese partido y sacarlo del marasmo en que lo dejó el trauma de Iguala.
Si lo logra, Aguirre contribuirá a llevar el proceso electoral por la ruta de la civilidad, y podría ser factor negociador con el resto de los partidos políticos, para establecer pactos que ayuden a que las votaciones se lleven a cabo en un clima de tranquilidad y paz social.
Y francamente no creo que busque regresar a armar pleito. Querrá limpiar su nombre, sin lugar a dudas, pero también dejar un legado político trascendente, pues de seguro en estos meses de ausencia ha podido reflexionar sobre las ventajas de reescribir la historia por encima de los avatares del poder…
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