Tras las elecciones del primero de Julio próximo pasado, la geografía política en el estado de Guerrero ha cambiado de forma radical y si las cifras de votos válidos y dados a conocer por la autoridad electoral estatal se reconfirman en tribunales, esto colocaría a las fuerzas progresistas a la cabeza tanto en el poder legislativo federal—senadurías y diputaciones federales—y a nivel local con una mayoría irrefutable tanto en el congreso de los diputados como en ayuntamientos.
Los resultados han sido tema recurrente en las reflexiones de los politólogos y analistas políticos y se ha llegado a una clase de consenso de que los mismos solo apuntan a que la ciudadanía con su sufragio mandó un mensaje directo al poder público para que lleve a cabo sin dilación y sin pretexto alguno los programas y proyectos expuestos en el plan estatal de desarrollo 2011-2015 y particularmente los compromisos hechos públicos durante la toma de posesión (01/04/2011).
Durante el todavía corto trayecto gubernamental, el jefe del ejecutivo, Ángel Heladio Aguirre Rivero, ha puesto en marcha una serie de programas tendientes a resolver problemas históricos del pueblo guerrerense como es el del analfabetismo, pues habrá que recordar que en este sector somos una de las tres entidades de la República Mexicana con mayores índices de población que no saben leer ni escribir. El compromiso fue y es el que al final de este gobierno Guerrero quedará libre de analfabetas y esto deberá ser avalado por la Organización de las Naciones Unidas.
También se hizo un calendario de actividades tendientes a reformar nuestro marco constitucional y a poner en marcha la comisión de la verdad como respuesta a la demanda ciudadana de cerrar la herida abierta durante los años setentas y ochentas del siglo próximo pasado cuando cientos de guerrerenses fueron víctimas de las arbitrariedades y violaciones flagrantes de los derechos humanos por parte de los regímenes autoritarios del estado y la federación. A este periodo se le conoció como ‘’guerra sucia’’.
Atención a los mas vulnerables con programas de asistencia inmediata fueron otras de las promesas hechas por el mandatario hoy en funciones sin pasar por alto la reactivación económica con la puesta en marcha de proyectos carreteros y modernización de los servicios de transporte urbano en las principales ciudades de la entidad.
Ciertamente que la función gubernamental tiene que enfrentar serios problemas de índole político y social, sobre todo para atender y responder a demandas históricas de grupos de campesinos, burócratas, magisteriales, universitarios, de jóvenes y de nuevos segmentos minoritarios que reclaman protección a sus derechos civiles.
La agenda del gobernador Aguirre es abultada, como enormes son los rezagos sociales que se tienen en esta entidad y que él, como gobernador interino que fue en los años noventas, conoce muy bien. Pero si recordamos, su triunfo electoral por la gubernatura fue histórico, pues los electores le entregaron en forma contundente, mayoritaria, sus sufragios. Ese fue sin duda el primer indicio de los electores de que querían que el rostro de Guerrero cambiara y que fuese para bien.
En esta nueva contienda electoral, los mismos electores reiteraron su decisión de que el cambio continuara y que por lo tanto el gobernador requeriría congresistas dispuestos a apoyarlo para la consecución de sus planes, programas y proyectos. El mandato fue directo, claro y una vez mas, contundente. Por lo tanto, el gobernador Aguirre no tiene margen para fallarles a los guerrerenses. Tiene a su favor a los senadores, diputados federales, diputados locales y la mayoría de los ayuntamientos—por no decir todos--. Ante esto, no hay espacio para recular y si muchas oportunidades para realizar una gestión exitosa, sobre todo después del gran descalabro que significó la absurda actuación en diciembre del 2011 de su gabinete de procuración de justica y seguridad pública.
Las demás algaradas que ha tenido que enfrentar las ha logrado, si no resolver de todo, sí controlar de buena manera. Y ahora, con la fuerza que le darán los nuevos legisladores y ayuntamientos, el gobernante no tendrá lugar para fallar o pretexto alguno para soslayar los compromisos hechos públicos durante su toma de posesión, que quizás, para muchos, se hayan ya olvidado, pero para quienes tienen la responsabilidad de dar continuidad a estas ofertas no pueden desaparecer de la noche a la mañana.
Seguramente salta a la vista la pregunta sobre el tema principal de los guerrerenses y que es el de la inseguridad pública, la falta de empleos, la ausencia de oportunidades para el desarrollo personal de las nuevas generaciones y la necesaria depuración de los cuerpos policiacos y la aplicación de la ley sin distinción alguna por parte del poder judicial.
Por lo que se refiere a la inseguridad pública, debemos verla en dos niveles. La que tiene que ver con el crimen organizado—narcotráfico, secuestro, robo y extorsión—y la provocada por la delincuencia común que tiene que ver con el asalto a casa-habitación, robos a transeúntes en calles y avenidas, colonias, ejidos o comunidades y los crímenes llamados dolosos.
En lo que se refiere al combate al crimen organizado, los gobiernos en sus tres niveles han dispuesto coordinación y mezcla de recursos económicos para tener policías adiestrados en dicho combate. No es cosa menor y por lo tanto se han realizado esfuerzos históricos para acreditar a estos nuevos elementos y la compra de armamento sofisticado incluyendo vehículos de gran calado (que hasta el momento no se sabe para que servirá).
Pero en lo que se refiere a la delincuencia común no se tiene en claro ni se ha dado a conocer ningún programa específico que tienda a aminorar estos impactos negativos que causan los delitos producidos por llamados ‘cacos’ o personas que delinquen por diversas causas y tendencias, particularmente en zonas con alta densidad de población.
Hace falta mayor atención a este problema, ya que de no atenderse a tiendo provocará serios conflictos sociales. Por ello el ejecutivo estatal tendrá que coordinar esfuerzos con los ayuntamientos para impulsar un combate frontal, con todos los recursos presupuestales y humanos, a la delincuencia común.
Hoy—como diría Walter Mercado—Aguirre tiene los astros alineados a su favor y los hilos bien sujetos en sus manos. La habilidad y su poder de convencimiento y negociación facilitarán aún más la probabilidad de que los compromisos y las promesas hechas al inicio de su gobierno se transformen en realidades. Todo le está dado a hacer. No puede perder tiempo y debe meter el acelerador; Guerrero así lo demanda y la ciudadanía así lo mandató el pasado primero de Julio y por lo tanto exige resultados mas temprano que tarde.
Periodista/Analista Político
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