Cabe preguntarnos en pleno siglo XXI si el hombre y la mujer están revestidos de la misma dignidad y los textos legales los colocan en un plano de igualdad. La verdad histórica nos presenta un plano diferente y la realidad cotidiana otro peor, o si no preguntémonos, por qué el diputado Napoleón Astudillo Martínez , presidente de la Comisión de Derechos Humanos, de la LIX Legislatura Local, en la tribuna legislativa se rasga las vestiduras en defensa de los derechos humanos, y en su empresa denominada Instituto Pedagógico de Estudios Profesionales, IPEP, se erige como cacique, patrón, dueño de vidas y haciendas, con una conducta altamente discriminatoria y a todas luces anti laborista en contra de sus empleados.
Los empleados y profesores de este Instituto, ubicado en la avenida Ejido de la Ciudad y puerto de Acapulco, ciertamente viven con el temor como sombra, influido por el machismo y el influyentísimo y abuso de poder del diputado director y dueño, de una empresa donde todo tiene un costo pecuniario, cualquier trámite, oficio, y ya no se diga, los exámenes y títulos que supuestamente otorga bajo la protección de la subdirección de planeación de la SEG.
El diputado Astudillo Martínez, ha sido hábil y contando con el apoyo de su abogado y sub secretario del Trabajo, Gilberto Cuevas, y de la presidenta de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, JLCA, Francisca Castro Romero, logró un laudo a su favor y en contra de tres empleadas –una de ellas en estado de embarazo-, pese a que fueron despedidas arbitraria e injustificadamente de ese plantel pseudo educativo.
Haciendo uso del tráfico de influencias y del uso discrecional de su cargo, manipulo los laudos para que salieran en contra de sus empleadas, cuyos nombres omitimos por obvias razones, y para ello se prestó acomedidamente la mencionada presidenta de la JLCA, Francisca Castro Romero, y con ello el menoscabo, la anulación y el reconocimiento y goce de sus derechos laborales y derechos humanos de las tres empleadas despedidas injusta y arbitrariamente.
Cual gente del Medioevo, el diputado Napoleón Astudillo Martínez, manipula y discrimina todo aquello que no le favorece a sus intereses como político y empresario, trastocando y traicionando su función como presidente de la Comisión de Derechos Humanos, de la LIX Legislatura Local, amén de pretender desde su partido el Partido de la Revolución Democrática, PRD, lograr obtener una posición de sindicatura en la fórmula al H. Ayuntamiento de Acapulco, y claro que la busca bajo la posible alianza con el precandidato del Partido Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto, habiéndosela jugado en la contienda en la búsqueda por la candidatura a la alcaldía por Acapulco, con David Jiménez Rumbo, hoy ya con el número uno en la lista de los plurinominales locales.
Las empleadas despedidas por Napoleón Astudillo Martínez, y violentadas en sus derechos laborales por Gilberto Cuevas y la mismísima presidenta de la JLCA, Francisca Castro Romero, carecen para ellos de dignidad y se han portado como entes medioevales a discriminar y pisotear los derechos laborales y libertades fundamentales de las empleadas despedidas injustificada y arbitrariamente del Instituto Pedagógico de Estudios Profesionales, y al doble papel y doble moral con que se presenta y se asume el susodicho presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de Guerrero, un hombre machista en pleno siglo XXI al introyectar sus arraigadas costumbres, y la mentalidad y las valoraciones de un opresor cuyas frustraciones de orgullo masculino, solo logra que el sexo femenino se revalorice, y se haga consciente la trascendencia de su participación dentro de la estructura social de la que forma parte.
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