“Así como asignamos un valor a las cosas materiales y le damos valor a lo espiritual, podemos darle valor a la democracia”. Concepto generalizado
En ésta etapa del proceso electoral concurrente, resulta importante comentar sobre el valor que tiene la legitimidad electoral, en virtud de que los partidos políticos y candidatos a cargos de elección, no sólo deben obtener un triunfo apretado, con calzador, sino que deben aplicar las mejores estrategias y desarrollar programas extraordinarios que permitan el triunfo con alta legitimidad. Veamos:
Hay cinco requisitos fundamentales, sin los cuales no puede haber democracia: a) La participación de todo el pueblo, con voz y voto, de la cual proviene la legitimidad; b) El predominio de la cantidad sobre la calidad, es decir, la aceptación de la decisión mayoritaria por parte de la minoría, aún cuando esa decisión no sea de su simpatía o no sea la mejor decisión, de lo cual proviene la convivencia; c) La periodicidad de la elección, para evitar que los que ocupan cargos de elección popular se eternicen en el poder; d) La igualdad absoluta de oportunidades para elegir y para ser elegido; e) El absoluto respeto a la libertad individual.
La legitimidad de todo cargo de elección, proviene entonces de la participación democrática en el sentido estricto y la convivencia, de la aprobación de los gobernados. Por consiguiente se requiere la participación efectiva de todos, tanto en la discusión como en la decisión, mediante la libre expresión de las ideas, es decir, la voz, y la libre decisión, esto es, el voto personal y secreto.
En el campo electoral, garantizar la legitimidad con la participación de todos implicaría imponer el voto obligatorio. Pero cuando este no rige, incluso porque la democracia misma consagra la libertad de abstenerse de participar, entonces es necesario que la ley determine un porcentaje mínimo de votantes que garantice esa legitimidad. El abstencionismo, cualquiera que fuere su causa le quita legitimidad a la elección.
Por ejemplo, si en una elección del registro electoral del 100%, emiten su voto a favor de un candidato el 36%, otro candidato de un partido diferente al anterior obtiene el 34%, y el 30% restante lo obtienen: otros partidos políticos, votos anulados, votos en blanco y abstencionismo, en este caso la legitimidad sería baja para el partido o candidato ganador.
En consecuencia, el reto para los partidos políticos o coaliciones, y obviamente para sus candidatos, consiste en obtener en estas elecciones, triunfos con un elevado porcentaje a favor, es decir, con una alta legitimidad electoral, eso fortalece los liderazgos y predicen un nuevo rumbo con certidumbre para el país y para el Estado de Guerrero. Tal parece que eso se presagia con las encuestas que es del dominio público: Arriba del 40% de las preferencias de los mexicanos a favor de Enrique Peña Nieto, candidato presidencial del PRI; 25% para Josefina Vázquez Mota del PAN, 17% para Andrés Manuel López Obrador del PRD-MC-PT, 1% para Gabriel Quadri de la Torre del PANAL y 17% de indecisos.
En síntesis, esto significa que si el PRI desarrolla tal como se ve propuestas extraordinarias, estrategias y programas de campañas fuera de serie para convencer al porcentaje de indecisos, no hay duda de que el triunfo con alta legitimidad, será para Enrique Peña Nieto. Esto dicen los que saben, el que escribe éste artículo, sólo lo confirma.
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