Por Noé Mondragón Norato
Se elogia a los hombres rebeldes del pasado porque ya no representan una amenaza; pero se sigue excluyendo, percibiendo como incómodos, discriminando y hasta asesinando, a los del presente. Es una lógica absurda del poder. Al exaltar a personajes y hechos del pasado, quienes hoy tienen el mando se reconocen como parte de ese proceso social e histórico. Pero sus hechos los ubican como engendros surgidos de las irregularidades, los tráficos de influencias y la corrupción. Un simple vistazo así lo confirma.
UAGro: DOBLE DISCURSO. – En la Universidad Autónoma de Guerrero imperan la simulación, los nepotismos y los peculados. Ningún brazo de la ley los alcanza. Es una recurrente feria de cinismos y latrocinios. Y el doble discurso es por excelencia, el parapeto natural para seguirlos fomentando. Se lee así:
1.- El rector interino —por decisión soterrada del ex rector Javier Saldaña Almazán, de un Consejo Universitario a modo, pero no de los integrantes de toda la comunidad universitaria—, José Alfredo Romero Olea, acaba de rendir “honores” al finado ex rector Rosalío Wences Reza, al cumplirse 15 años de su muerte. “Dejó un gran proyecto que hoy debemos continuar” expresó enfático. Pero Wences fue quien acuñó el concepto “Universidad Pueblo”, orientado a que la Universidad guerrerense abriera las puertas a los estudiantes pobres (hijos de obreros y campesinos), diera cobijo a los perseguidos por la represión autoritaria tricolor de 1968 y 1971, alentara a los maestros universitarios de izquierda y regresara a la Universidad a todos los activistas que fueron expulsados de ella entre 1965 y 1966. Y por esa razón, se confrontó con los ex gobernadores Israel Nogueda Otero y Rubén Figueroa Figueroa. Teniendo como trinchera el campus universitario, Wences Reza se convirtió en el paradigma político de la lucha contra el sistema priista represor de aquellos años.
2.- Con Javier Saldaña, la UAGro se convirtió en una institución elitista. El cobro de inscripciones y reinscripciones a los alumnos fue encarecido hasta límites intolerables. Los servicios de titulación, también. Se institucionalizaron los tráficos de influencias y el consecuente beneficio a “los consentidos y familiares” del rector. A la facultad de Medicina solo ingresan los recomendados. O aquellos que pagan miles de pesos por su acceso. Y la corriente Fredeuag —fundada por el propio Rosalío Wences—reprodujo los mismos vicios priistas que el finado ex rector combatió. Entre ellos el control sumiso y complaciente de los dos sindicatos —el académico y el administrativo—, de los integrantes del Consejo Universitario y la imposición mediante elecciones turbulentas, de directores afines en preparatorias y facultades. Se entiende: como tutor político del actual rector y como para refrendar que es él quien manda, Javier Saldaña arribó a la rectoría de la UAGro, no por popularidad o carisma, sino por sus amarres políticos con los grupos priistas que lo apoyaron. Bajo esta sombra se las arregló para ir solo a la competencia electoral. Cero adversarios que acecharan su triunfo de mero trámite. Como los tiranos, defendió la democracia en el discurso, pero aplicó la imposición autoritaria y canallesca en los hechos.
3.- Que el rector Alfredo Romero Olea, defienda y exalte “la visión, la gran capacidad académica y política de Rosalío Wences”, es vituperio en su habla y discurso. Porque la UAGro está literalmente secuestrada por la corriente Fredeuag. No existen reductos opositores realmente fuertes como para expulsarlos del poder universitario y acabar con ese insano festín. De hecho, la gobernadora Evelyn Salgado parece no querer involucrarse en la problemática de los cacicazgos universitarios eternos. Como si esa tajada de pastel estuviera reservada para esa corriente. Y fuera un “pecado” atentar contra ella. Las prédicas, los objetivos académicos, el auténtico ideario político y el concepto de “Universidad Pueblo” de Wences Reza, han sido sepultados por las infamias del presente. Ya no hay nada que seguir de él, como falsa e hipócritamente, lo sostuvo el actual rector.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Desconcertados y abúlicos ante la imparable ola de violencia diseminada por toda la entidad, ni la gobernadora Evelyn Salgado ni el presidente de la Jucopo del Congreso local, Alfredo Sánchez Esquivel, atinan a cómo reaccionar. Lo peor es que la fiscalía General del Estado (FGE) sigue acéfala. Y sin un titular despachando en esa dependencia, ambos personajes no tienen con quién compartir culpas y responsabilidades. El reloj los está haciendo aparecer cada vez más indolentes.
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