México es una república que institucionalizó desde hace un siglo la protección al ejercicio de la libertad de expresión. Quizá una de las constituciones más completas y tutelares en esta materia sea la de nuestro país. Los Artículos 6º y 7º, de la Carta Magna establecen con claridad las garantías individuales que protegen el pensar, el decir y el escribir lo que uno crea y quiera.
Entonces por qué un diputado, Napoleón Astudillo convoca a un foro, en el que habrá de pulsarse la aprobación de que a los periodistas en Guerrero se les respeten sus derechos, se les consideren sus privilegios profesionales, sus fuentes sean secretas y rija en el Estado una especie de tutela jurídica para que el ejercicio periodístico esté cabalmente protegido.
La ociosidad de Napoleón no le permite saber que su ocurrencia legislativa está vigente en la nación desde hace ya muchos ayeres. ¿Por qué no legisla sobre la voracidad de las Casas de Empeño que practican un agio criminal contra las clases más pobres? ¿Por qué no prohíbe las “cooperaciones voluntarias” en las escuelas públicas? ¿Por qué no crea una tabla de salarios máximos para que la clase política deje de saquear el erario público? ¿Por qué no legisla contra las prerrogativas económicas de los partidos políticos que son una verdadera expoliación al pueblo?
Tantas omisiones, lagunas e irregularidades jurídicas que hay en Guerrero y el Señor Diputado Astudillo regando sobre mojado.
Comprobar que “legisladores” de este caletre integran el Poder Legislativo de Guerrero es una verdadera frustración civil.
Por otra parte la verdadera misión del escribiente es afrontar siempre con valor, el sacrificio a que lo expone el riesgo de su oficio. Un periodista que no está dispuesto a cosechar el amargo fruto de sus críticas, no merece practicar el majestuoso ejercicio profesional del periodismo.
PD: “Ni un crítico tiene una estatua”: Romain Rolland
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