Y que los niveles y rasgos de la violencia e impunidad documentados en años anteriores, no solo persistieron en “zonas de silencio” como Tamaulipas o Coahuila; sino que se extendieron a Veracruz y Guerrero. Se agudizó también la violencia contra mujeres periodistas y contra usuarios de redes sociales.
Advierte Cencos que no pueden confirmarse todas las agresiones porque la información es censurada por temor a represalias; pero que en el 2011 hubo al menos 10 asesinatos de trabajadores de medios de comunicación y cuatro de las víctimas fueron mujeres. El 20 por ciento de estos crímenes ocurrió en el estado de Veracruz; que pasó a ser la entidad mexicana más peligrosa para nuestra profesión.
El documento de Cencos, que me envió el colega Eduardo Ibarra de la revista Forum, destaca el silencio de los medios locales respecto a la desaparición y el asesinato en junio del periodista Noel López Olguín. Poco después ocurrieron los asesinatos de Miguel Ángel López y su familia y de Yolanda Ordaz de la Cruz; el exilio de más de una decena de periodistas; el despido de varios reporteros por presiones gubernamentales y el ataque con explosivos al periódico El Buen Tono.
Ante la autocensura y la represión, la ciudadanía está usando medios a su alcance para generar y difundir la información; pero el Congreso local aprobó en septiembre pasado una modificación al Código Penal para crear la figura de perturbación al orden público, con sanciones de uno a cuatro años de prisión y multa de 500 a mil días de salario; lo que en los hechos se ha traducido en represión informativa.
En Tamaulipas también anda mal la cosa. Según el documento de Cencos, cuatro personas fueron asesinadas en el 2011 por hacer uso de herramientas web para sus denuncias. Y María Elizabeth Macías Castro jefa de información del periódico Primera Hora en Nuevo Laredo y moderadora de un foro de denuncia fue decapitada el 24 de septiembre. Respecto a la protección que debería dar el gobierno a los periodistas y sus medios, Cencos sostiene que es clara la falta de garantías para el ejercicio pleno de la libertad de expresión, tanto de periodistas como de ciudadanía en general; y que hay rezago en la investigación y la justicia de los casos denunciados.
Por lo que toca a los datos del Comité de Protección para Periodistas, cuyo documento me llegó a través del colega Antonio Aspiros, esta organización internacional precisa que 2011 fue un año trágico para el periodismo mundial; y que al menos 43 colegas murieron a causa de su labor informativa. Entre las víctimas están, comunicadores caídos mientras cubrían manifestaciones en el Medio Oriente y Africa del Norte.
Fueron fotógrafos y camarógrafos los periodistas más asesinados durante disturbios violentos; son el 40 por ciento del recuento y sus muertes motivaron un incremento del doble del promedio histórico. Pakistán encabezó la lista con siete periodistas asesinados; lo siguen Libia e Irak, con cinco; y México con cuatro: Luis Emanuel Ruiz Carrillo de La Prensa de Monclova, Carlos Alberto Guajardo Romero del Expreso Matamoros, y Valentín Valdés Espinosa del Zócalo de Saltillo. El Comité insistió, en que en nuestro país los periodistas continúan teniendo que optar entre censurar su trabajo o informar bajo riesgo. Eso les sucedió a ocho periodistas de internet; entre ellos María Elizabeth Macías Castro, cuyo caso se convirtió en el primero documentado por publicar informes en redes sociales.
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