Por César González Guerrero Foto: Andrés Arias Jurado
No sé si en todo el país, pero en mi tierra Copala, municipio que se ubica en la región Costa Chica del estado de Guerrero, el termino de “memela” llegamos a utilizarlo hasta 1970, año en el cual estábamos terminando nuestra secundaria en Acapulco y simultáneamente salíamos hacia el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Desde luego nuestras expresiones aún tenían mucho del auténtico regionalismo que hasta la fecha nos caracteriza.
Al regresar las primeras vacaciones a nuestro pueblo, nos encontramos con la sorpresa de que ya no existían las “memelas” y ahora se llamaban “tortillas”, también llamadas “de maquina”. El impacto causado por este enorme cambio en nuestro vocabulario nos llevó a conocer nuevos términos y por supuesto se perdió la “j” y surgió la “s”. Ya ahora si hablábamos “físico” y pronto nos fuimos adaptando a las palabras modernas y “rebuscadas”.
Sin embargo, varios nos resistimos a perder nuestro lenguaje original y decidimos continuar hablando como aprendimos de nuestros mayores, de tal manera que, a la fecha en reuniones familiares y muy discreta, nosotros disfrutamos del término “memela”. Precisamente a raíz de ello, todavía podemos saludar con todo respeto a varios amigos de nuestra época que son más conocidos por el apodo de “memela” que por su nombre. A ellos les reitero mi afecto y omito sus nombres precisamente para no causar molestias. Saben que no debe ser motivo de pena o vergüenza. Al contrario, si le buscamos el sentido a la palabra “memela” encontraremos un profundo significado filosófico que mucho los honra. Saludos afectuosos primo “chico memela” donde quiera que estés.
Aunque no es el motivo del presente trabajo, vale pena recordar esos temas que en nuestro pueblo todavía son vigentes y nos hace sentir orgullosos de los “modismos” que debemos rescatar. Por lo tanto, será un asunto que próximamente comentaremos.
A las “memelas” que en esta ocasión nos referiremos son las tortillas que hace muchos años fueron bien disfrutadas en los hogares de las familias humildes, sin ningún problema de critica mucho menos de burla. Fue y sigue siendo una expresión normal en el área rural que nos distingue de las
ciudades. Se debe aclarar que actualmente se conocen las “memelas” pero en otra forma.
Ya de manera más específica, en estos meses de noviembre y diciembre, luego de la cosecha del maíz, después de desgranar la mazorca, la semilla se convierte en “nixtamal” cocido en su legendario “niscome”, hasta que después de ser “molido” en el inolvidable “molino de mano” se obtiene la masa y así se “echan” al “comal” las primeras “memelas” de “mai nuevo” también conocidas como “golpiadas”, “cueites” o “payanadas”. Sin faltar el famoso “tistal”. Esas ricas “memelas”, “gruesas” o “delgadas”, jamás las olvidaremos.
Ahora, después de los más de 60 años, recordar las “memelas” de “Mai Nuevo” viene también a la mente su agradable sabor y olor, pero más vienen a nuestra memoria las deliciosas comidas, acompañadas de frijol “machucau” con la histórica “cuchara de palo” o de “concha de coco”, “apozonque”, caldo de vaca, mole de “coche”, etc. Esas si fueron y son comidas inolvidables. Sigamos disfrutando las "memelas de mai nuevo". Provecho paisanos.
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