LECTURA POLÍTICA
La mañana del jueves 9 de noviembre de 2006 fue la última vez que lo vieron con vida. Dejó dicho a su secretaria que iría a desayunar con Reynaldo Ríos de los Santos, administrador de la central de autobuses Estrella Blanca en Zihuatanejo, y ex comandante de la Policía Investigadora Ministerial (PIM).
El último contacto telefónico que se tuvo con Misael Tamayo Hernández, fundador y editor del periódico Despertar de la Costa, fue a las diez de la mañana de ese día. Los intentos posteriores por localizarlo fueron infructuosos.
La madrugada del viernes su cuerpo inerte, semidesnudo y cubierto con una sábana apareció en el cuarto 101 del motel Venus, ubicado a un costado de la carretera nacional Zihuatanejo-Lázaro Cárdenas, a unos 200 metros del entronque a la zona hotelera de Ixtapa.Tenía pinchado el antebrazo derecho en distintas partes, lo que hizo suponer la inyección de algún tipo de sustancia o medicamento.
Pero de acuerdo a la necropsia, Tamayo Hernández murió de un infarto agudo al miocardio. Hoy es justamente la fecha en que el periodista calentano cumple su aniversario luctuoso número 5. Pero es un lustro no solo de silencio, sino de impunidad. Y por eso se hace necesaria la implementación de otras medidas que le den certidumbre, sustento y seguridad a la actividad periodística.
LA COMISIÓN DE LA VERDAD INFORMATIVA.- Los crímenes contra periodistas crecieron sustancialmente en el pasado sexenio zeferinista, respecto de la administración presidida por el priísta René Juárez Cisneros. Muchos de esos casos quedaron en la más absoluta de las impunidades, ante la marcada indolencia, incapacidad, arrogancia e insensibilidad del ex gobernador perredista. El de Misael Tamayo es uno de ellos. Y por eso se hace necesario que el actual gobierno de Ángel Aguirre, retome los casos de aquellos periodistas cuyos expedientes criminales jamás fueron desahogados.
La Procuraduría de Justicia tendría que hacer la parte más importante: investigar. Se trataría en esencia, de crear una Comisión de la Verdad Informativa. Porque si los crímenes del pasado –los de la llamada Guerra Sucia- ya se encuentran en la fase de darle forma a la Comisión de la Verdad a secas, no sería congruente que nada más a unos sí se les haga justicia y a otros no. Al igual que muchos de los luchadores o líderes sociales, los periodistas también corremos riesgos. Y al igual que ellos, también somos actores de la vida pública. Contribuimos a frenar excesos, condenar autoritarismos y exhibir corruptelas.
La Comisión de la Verdad Informativa se encargaría de rescatar las razones por las que muchos comunicadores han sido privados injustamente de su existencia. Llevar ante la justicia a los responsables que se saben y sienten impunes. Escarbar en expedientes que han sido silenciados por el paso del tiempo y del olvido. Pero sobre todo, de la negligencia y ausencia de voluntad de las propias autoridades.
Lo anterior tendría como objetivo inmediato desagraviar no solamente a los familiares de los periodistas inmolados, cuyas demandas reiteradas por exigir justicia se perdieron en la nada; sino también a una ciudadanía cada día más abierta y receptiva, que reclama el compromiso social de la prensa con su tarea cotidiana de informar sin ataduras de ningún tipo.
En Guerrero, las libertades deben florecer en los hechos, no nada más en la grandilocuencia de los discursos gubernamentales. Y la mejor forma de honrar a la libertad de expresión, es justamente haciendo justicia a los periodistas que, por distintas razones, han caído como los soldados y los policías: en el cumplimiento del deber. Ni el crimen de Misael Tamayo, ni los de muchos otros periodistas deben quedar impunes. La democracia y la evolución de todo el proceso social, así lo reclaman.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El penal de Las Cruces en Acapulco, es como una Caja de Pandora: encierra todos los males que aquejan a la humanidad. Porque con cada inspección policial realizada a su interior, se descubren nuevas corruptelas y complicidades regidas por el dinero. Exactamente como acaba de ocurrir. Y al parecer no hay forma visible ni medicina gubernamental, capaz curar tan endémico mal…En el PRD las tribus desenterraron el hacha de guerra. Y si la Comisión de Garantías no anula la elección interna del pasado 23 de octubre, entonces irán hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Asumen que es tan intenso y profuso el lodazal, que si aceptan sus resultados de todas formas terminarán salpicados. Limpiar todo el proceso es su último recurso.
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