Por Jorge Romero Rendón Foto: https://www.facebook.com/jorge.romerorendon1
Enero y febrero de este año han sido meses de un desgaste tremendo e innecesario para el presidente Andrés López Obrador, que a pesar de sentirse omnipotente y sobrado para imponer a cualquier candidato por cuestionado que sea, está perdiendo credibilidad ante la opinión pública por su empecinamiento en sostener a Félix Salgado Macedonio como precandidato de Morena a gobernador de Guerrero.
Como siempre que se le cuestiona, Obrador le está apostando a que las denuncias por violaciones y acosos sexuales a mujeres en contra de Félix se vayan diluyendo con el tiempo y con la superposición de temas que lleven a la prensa a concentrarse en otros escándalos y olvidarse de lo que pasa en Guerrero.
Pero para mala suerte del presidente, el tema de la violencia sexual contra las mujeres es un tema extremadamente sensible para la población, y está enganchado a una lucha internacional encabezada por las feministas por romper por un lado con la cultura patriarcal que ve en las mujeres un objeto disponible para el servicio y para el mero disfrute –consentido o forzado- masculino; y por el otro, ellas reclaman hoy ser las dueñas de su propio cuerpo, de su sexualidad, y de asumir su derecho a decidir cómo, cuándo y con quién tener relaciones sexuales con plena libertad, sin el peso de una moral impuesta y, obviamente, sin violencia.
Junto a esa lucha feminista a la que se suman cada vez más hombres en México y en el mundo, ha hecho crisis la doble tragedia de miles de familias cuyas hijas, hermanas, esposas o madres han sido desaparecidas para nutrir –entre otros- la trata de personas con fines de explotación sexual, a la par con las violaciones y asesinatos infaustos de mujeres por sus propias parejas, compañeros de escuela o trabajo, y demás casos que han cimbrado a nuestra sociedad.
A lo que hay que añadir el combate a la violencia intrafamiliar que exige la ciudadanía a los gobiernos, y que en el caso de Guerrero se ha vuelto una política de estado que incluye acciones contra feminicidios, desapariciones y violaciones, casos en los que la Fiscalía General del Estado ha logrado multiplicar detenciones y juicios que se saldan con sentencias severas de entre 20 y 50 años, según sea el agravamiento de los casos, rompiendo así el círculo de impunidad...
El problema no es sólo electoral sino social…
En ese contexto, lo que tenemos hoy es una sociedad más consciente, más preocupada y más atenta hacia el bienestar de las mujeres, y más dispuesta a rechazar la violencia en contra de ellas en cualquiera de sus formas.
De manera que ante la designación de un candidato acusado de violaciones y otras formas de abuso sexual por parte del partido del presidente –Morena-, lo que está haciendo Obrador es demostrar su desprecio a toda esa lucha de nuestra sociedad por combatir la violencia hacia las mujeres, una lucha que ha logrado reformar leyes, y que los organismos electorales adopten nuevas normas como la iniciativa 3 de 3 de lucha contra la violencia de género, entre otras medidas recientes.
Es decir, que ante la urgencia del presidente por mantener su mayoría en la cámara de diputados y seguir ganando mayores espacios de poder en todo el país, su mensaje de fondo es que las mujeres no le importan. No le interesa ni su bienestar, ni su opinión, ni sus luchas, y le tiene sin cuidado lo que la sociedad piense, en la medida en que cree que ni su popularidad ni las cuentas alegres de sus encuestas electorales sufrirán mella, porque está “blindado” de tal modo que hasta Félix Salgado está protegido por ese blindaje.
Pero la realidad es otra. Porque si acudimos a las encuestas que tanto fascinan al Peje, podemos ver que algo importante sí está cambiando en nuestro estado y en nuestro país.
De acuerdo con la última encuesta del periódico Reforma –uno de los más prestigiados, y que en el 2018 difundió los sondeos más sonados sobre el inminente triunfo en las urnas de AMLO meses antes de aquella elección-, el 71% de la población consultada está en desacuerdo con que Félix Salgado sea candidato a gobernador, contra sólo el 14% que lo apoya.
Además, el 70% considera que el presidente Obrador no debe seguir apoyando a Félix, por lo que debe ordenar que lo remuevan. A favor de mantener su apoyo sólo está el 16%.
Lo que se traduce no sólo en un rechazo mayoritario del “Félix violador”, sino que ya se asocia al presidente con la evidente impunidad de Félix y comparte el rechazo de la opinión pública por su necedad de mantenerlo como candidato al costo que sea, por un “pacto secreto” que aparentemente existe entre ambos por posibles razones que oscurecen más la sospecha de que el tema no sólo radica en que pueda obtener más o menos votos, sino por otros intereses inconfesables.
La otra prueba de que Félix no goza del blindaje presidencial –que a su vez está siendo corroído- es que ya en dos encuestas aplicadas en el estado se ha hecho evidente que las seis acusaciones de violación y acoso que tiene en contra, están afectando las simpatías de que gozaban él y su partido hasta hace tres meses, y ya empieza a caer en la intención de voto hasta diez puntos en corto tiempo –lo que metodológicamente es mucho-.
Según los datos de la última encuesta aplicada por la empresa Massive Caller, Félix cayó de 46 a tan sólo 35.6% de aceptación. Mientras que el candidato de la coalición PRI-PRD, Mario Moreno Arcos está creciendo en base a su buena imagen honrada y sencilla, de exgobernante, exfuncionario y exlegislador capaz y eficiente, llegando al 27.4% de las preferencias, acercándose a sólo 8 puntos de Félix, cuando aún faltan tres meses para la elección.
El pronóstico de esas tendencias es que Moreno Arcos seguirá creciendo y superará a un Félix que va cayendo en caída libre tanto por la presión social y mediática en contra de su candidatura, como por los pleitos al interior de Morena, y por la ausencia total de reacciones del propio Salgado en favor de su posición. Porque hay que decirlo, sus cartas abiertas y marchas con mujeres acarreadas y militantes de Morena no han podido frenar ni un poco la censura social ni el rechazo de amplios sectores hacia la posibilidad de que el calentano pudiera llegar a gobernar Guerrero.
Y lo malo para Félix es que, diga lo que diga la autoridad judicial, sea proclamado inocente o sean declaradas inconsistentes las denuncias, la opinión pública ya lo condenó y lo ha convertido en un símbolo de todo aquello contra lo que lucha el feminismo y rechaza la sociedad. A estas alturas, ni poniéndole alas del Ángel de la Guarda hay quien crea en la inocencia de Macedonio entre tantos miles que lo rechazan y que harán pagar a su partido por el desprecio que sus denuncias han encontrado.
De modo que ante las evidencias del desgaste de Félix, que cada vez más ensucian la imagen presidencial, sólo queda retirarlo de la candidatura morenista, o pagar las consecuencias de mediano plazo no sólo en cuestiones de imagen, sino la posibilidad de pérdida de gobernabilidad y suma de conflictos en un estado con fama de ingobernable, que si bien ha estado en paz con un buen gobierno en los últimos cinco años, se le puede caer a Morena y al felicismo en un tris por sus graves defectos de nacimiento político…
Correo electrónico: rendon59@gmail,com