Es un hombre y un político sin palabra. Se creyó y aplicó muy bien aquella divisa que ha hundido reiteradamente a todos aquellos voraces del poder: prometer y no cumplir. El problema es que lo hizo en una coyuntura en la que el PRI pierde credibilidad en todos sus gobiernos: el federal, el estatal y los municipales.
Por eso se entiende que el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, tenga tantos problemas. Y le sigan estallando. Es decir, ha engañado sistemáticamente a grupos sociales que demandan servicios encontrando oídos sordos y promesas incumplidas; de comerciantes que proyectan problemas agudos en el mercado central encontrando como respuesta, la falsedad del compromiso; de empresarios que se quejan de la inseguridad, la violencia y de la visible apatía del edil para resolverlos; de políticos y regidores a quienes margina y retiene salarios ilegalmente en el propio ayuntamiento; y laborales que se traducen en huelgas de hambre de sindicalistas independientes y disidentes al alcalde.
Y la fórmula de la mentira que aplica es sencilla: les promete muchas cosas para salir del atolladero momentáneo, pero después no las cumple. Como si apostara estultamente a que con el paso del tiempo, se olvidaran. Leyva Mena padece de un notable egocentrismo en el ejercicio del poder que lo ha enceguecido y lo ha hecho cometer tonterías y desatinos una y otra vez.
Y de una patrimonialista y autoritaria concepción de ejercer su mandato popular. De ahí que las versiones sobre su necesaria renuncia al cargo, crecen también. Y ya se desliza en corrillos políticos, hasta una fecha tentativa para que se vaya: en diciembre próximo. Pero al edil tricolor lo ha hundido su propia limitación para entender y evaluar lo estratégico de su enmienda política. Y se lee así:
1.- De entrada, favoreció a muchos de sus familiares a quienes incrustó en la nómina municipal cobrando altos y ofensivos salarios. Raudos y prestos para disfrutar del botín, sus colaboradores más cercanos también lo imitaron. Para no tener problemas con su chamba y que el Congreso local le permita continuar en su encargo, el aguirrista titular de la Auditoria General del Estado (AGE), Alfonso Damián Peralta, decidió hacerse el disimulado en relación al desaseado manejo de los recursos financieros proyectado por el edil capitalino. Fue su epígono el auditor estatal, Mario Ramos del Carmen, un waltonista del partido MC, incrustado por pago de favores políticos en el gabinete astudillista. Ninguno de los dos se quiso meter al remolino reciente: la organización Levantemos Chilpancingo denunció que el edil capitalino desvió más de 4 millones de pesos del impuesto por Derecho de Alumbrado Público (DAP). Leyva Mena calló. Porque tiene el ayuntamiento infestado de irregularidades financieras.
2.- A diferencia del edil de Acapulco, el perredista Evodio Velázquez Aguirre, quien padeció una andanada de ataques políticos tricolores por fijar postura en relación al crimen del ex edil perredista calentano, Ambrosio Soto Duarte, al de Chilpancingo ningún político tricolor lo molesta. Ya se olvidaron de la ejecución del líder de comerciantes del mercado central, Juan Serrano Moreno. De la violencia criminal que no cesa. De la visible ausencia de servicios públicos. La cantaleta para justificar las incompetencias, los recurrentes desvíos de recursos de la comuna, la insensibilidad para gobernar, los compromisos que no se cumplen, los nepotismos en la nómina municipal y la arrogancia de un personaje narcisista y engreído con el poder municipal, es que deben darle tiempo.
Pero ya lleva casi 11 meses en el cargo sin mostrar resultados. En cierto modo, cansó a sus gobernados. Y por eso el gobernador Héctor Astudillo, está obligado a dar un golpe de timón en la conducción de la comuna capitalina. O se percibirá inevitablemente, como cómplice político de Leyva Mena. Y de todos sus lastres que también lo están alcanzando.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Durante su reciente comparecencia ante el Congreso local, el secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, Daniel Pano Cruz, expuso con aplomo y aceptablemente, los alcances y limitaciones de su plan de trabajo. Con ello, se vislumbra y consolida como uno de los cuadros políticos que mayor plusvalía política proyectan, al interior del grupo liderado por el senador tricolor, René Juárez Cisneros. A ver si es cierto.
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