¿Jóvenes? Me consta, ya que conozco a varios de los firmantes. ¿No sometidos, ni subordinados, ni coaccionados a las corrientes políticas tradicionales en el priísmo local? No es lo mismo decir que a ningún liderazgo nuevo, como es el que intentan consolidar los ex alcaldes de Acapulco y Chilpancingo, Manuel Añorve Baños y Héctor Astudillo Flores y cuya desarticulación, he insistido, es el objetivo del embate figueroísta que renunció al segundo de la coordinación de diputados del PRI.
Advertía en la Médula de ayer que el cambio de coordinador de la fracción no concluiría las pugnas en ese partido. El menor de la dinastía Figueroa tiene interés en el comité de Acapulco, y ha hecho pública su aspiración a ser candidato a la alcaldía de ese municipio, para el que además ha expresado la necesidad de un cambio generacional, que es precisamente con lo que hoy parecen contestarle un grupo de jóvenes priístas, de ese puerto.
“No es tiempo de aspiraciones, ni de coacción de estructuras”, dice el documento circulado en la red social facebook y publicado en una nota informativa en el periódico El Sur. El diputado, Rubén Figueroa Smutny, ha hablado además de que se deben “mover las estructuras”, lo cual, fue interpretado al parecer, en clave imperativa por su calidad de delegado especial del PRI en Acapulco.
Uno de los firmantes me aclara que el documento es “para todos”, y así lo entiendo cuando leo que convocan al priísmo “a no permitir que quienes han sido responsables directos de los tropiezos electorales que sufrimos vuelvan a tomar decisiones al margen de los intereses de la militancia priísta y de los estatutos”.
Recordemos que el mismo Figueroa tercero expresó “nos equivocamos con Añorve”, y que en la decisión tuvo que ver Beatriz Paredes Rangel, una de las protectoras de Manuel, quien mucho tiene que ver también en su derrota al descapitalizar Acapulco en lugar de capitalizar lo que pudo haber sido un buen gobierno.
No puedo disociar cándidamente a los firmantes de Manuel Añorve y Héctor Astudillo, porque varios de ellos pertenecen a esos grupos políticos y porque lamentablemente, su llamado a la autocrítica surge en una coyuntura de confrontación por instaurar una nueva fuerza estatal unos, y por aplastarla, otros.
Eso no demerita lo justo de su demanda y que además, resulte una solución salomónica decidir los comités, en especial el de la discordia que es Acapulco, a las urnas, y darle una dirigencia municipal legitimada y unificada, ahí se vería sí los ex alcaldes realmente tienen la fuerza estatal para hacer contrapeso a los ex gobernadores Rubén Figueroa y René Juárez Cisneros, o si los votos del priísmo los favorecen a éstos. La elección resultaría un hecho inédito.
Ahora, eso no quiere decir que con lograr una elección de órganos en los que nuevas expresiones disputen al tú por tú el poder a las cúpulas, el PRI ya sea completamente democrático.
La democracia implica en los tiempos modernos a los que apelan los jóvenes firmantes, calidad, y ésta a su vez, la rendición de cuentas, a la que no veo por ningún lado en su desplegado y a la que deben reclamar que se apeguen sus ex alcaldes, pues mucho tuvo que ver en su derrota en Acapulco la opacidad y rapacidad del gobierno añorvista.
Eso de democratizar al PRI y el cambio generacional en Acapulco, se lo escuché a otro político joven, Ramiro Solorio, y le sirvió para ser diputado por el PRD, regidor por Convergencia y luego nuevamente ponerse al servicio de Manuel Añorve.
Si en el desplegado se pide sancionar a quienes apoyaron a candidatos de otros partidos, también debiera pedirse para quienes cual chapulines comieron cuando hubo de las flores amarillas, anaranjadas y azules, pero hoy regresan a las tricolores cuando tienen miel.
No pidamos peras al olmo. Con que se llegue a elecciones… ¿libres?... en lo que quepa, será un pequeño paso para la democracia con calidad pero un paso gigantesco para los priístas que realmente quieren cambiar.
Aunque para mi gusto quitaría a Añorve y Astudillo de la cabeza, se me hace muy sano que haya expresiones que cuestionen a los grupos dominantes y les disputen el poder, lo cual es un excelente principio de democratización.
Sin embargo, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo lo intentaron a nivel nacional en 1998 y terminaron fundando otro partido. Hoy, quienes lo piden a nivel estatal. ¿Dónde acabarán?
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