Todos los días las cifras se incrementan. Al país lo recorre un fantasma asesino que trunca destinos y acaba con existencias. Degollados, ejecutados, torturados, decapitados, la muerte tiene las variantes más perversas. Hombres y mujeres aniquilados en el anonimato de sus propios destinos. Estadísticas que crecen en numéricos pero que siguen siendo sombra en la identidad de los inmolados.
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