El Congreso del estado de Guerrero, como todos los congresos de los estados, es un lugar de privilegio y no me refiero a los beneficiarios de grandes dietas, ni pagos por representación, ni cosas por el estilo. Ni tampoco a la gran vida que se pude dar el legislador, llámese como se llame. Quien es diputado ya es un privilegiado, per sé. Hoy voy a hablar de la institución, no del sujeto que se privilegia de ser lo que la sociedad le permite.
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