DEMOCRACIA DEL SIGLO XXI:

Categoría: El País
Escrito por Emiliano Mateo Carrillo Carrasco

La coyuntura de la oportunidad de cambio solidario y consciente en el estado de México, ante la oportunidad postergada desde 1999, 2005, 2011, donde el mandato no ha representado a la población, solo a un grupo de élite de poder que ha permitido el control bifronte. El 2017 en base al pacto por el valle de México si se puede. El Estado de México, otrora considerado como el laboratorio político del país y el de mayor desarrollo económico y, a la vez el más politizado desde los tiempos de Montiel viene experimentando una aguda regresión democrática y actualmente, en este aspecto solamente está por encima de Morelos, Quintana Roo y Veracruz, así como de Michoacán, Querétaro y Oaxaca y por supuestos de los menos democráticos de todos que son Puebla y Guerrero. 

En la escala del 1 al 10 la entidad mexiquense obtuvo una calificación de 4.5, lo cual acredita que está reprobado y que sus gobiernos, instituciones y partidos políticos se erigen como unos auténticos enemigos de la democracia y, por analogía, adversarios de la voluntad y derechos ciudadanos, lo que equivale, de acuerdo al IDD, que la tiranía es el objetivo del gobierno, misma que en este 2016 el gobierno y el congreso estatal acreditaron aprobando la denominada Ley Atenco, la cual es una normatividad para reprimir a sangre y fuego las manifestaciones de crítica e inconformidad del pueblo mexiquense .

Señala Konrad Adenauer, Polilat , en el país persisten la desconfianza en los procesos electorales y en las instituciones gubernamentales, al mismo tiempo que hay baja participación política. Esto explica que la “extremada” desigualdad económica, social y regional, la corrupción, y un clima de inseguridad constituyen obstáculos para la plena vigencia de la democracia en México.

La Fundación Konrad Adenauer presentó el Índice de Desarrollo Democrático para América Latina. Se trata de una medición 2015. Para el capítulo relativo a nuestro país “México ha empeorado nuevamente su puntaje del Índice de Desarrollo Democrático en más de 12%, obteniendo el peor valor de su serie”. Los resultados de las encuestas nacionales que han abordado el tema; entre las más relevantes está sin duda la que dio origen al Informe sobre la Calidad democrática ante las acciones bifrontes del poder público.

En varios municipios, la competencia entre los dos partidos más fuertes se ha ido incrementando con el paso de los años,  a través de acciones de índole público y a una estructura de dependencia. En consecuencia, los votantes han comenzado a evaluar de manera más consistente no sólo las promesas de campaña de cada partido político, sino el desempeño de las acciones de gobierno en su eficiencia, eficacia y honradez.

La alternancia y la competencia electoral sugieren que ningún partido político tiene garantizado su liderazgo a nivel municipal. Este hallazgo, sin lugar a dudas, implica que México ha transitado hacia la pluralidad de interés de intereses de partidos ,esto es, que en ocasiones se establecen acuerdos territoriales de poder y el ciudadano solo legitima  su mandato a las elites e poder .. 

el voto es un intercambio de información entre partidos políticos y ciudadanos, no queda claro de qué manera la competencia electoral incentiva a los gobiernos locales a desarrollar más bienestar y bienes públicos, en especial entre aquellos municipios donde la pobreza, la inseguridad y la escasez de servicios es notable.

Las formas democráticas :

I) Democracia de los ciudadanos, la cual es relativa al respeto de los derechos políticos y las libertades civiles; II) Democracia de las instituciones, en la cual se miden la calidad institucional y la eficiencia del sistema político; III) Democracia social y humana, en la que se analiza la capacidad del sistema democrático para generar políticas para el bienestar y el desarrollo humano; y IV) Democracia económica, en la que se mide la capacidad del sistema para generar políticas que aseguren la eficiencia económica del país. 

La falta de confianza de la ciudadanía respecto de las instituciones es sumamente elevada en nuestro país.  El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) ha documentado a través de múltiples instrumentos que más de 60% de la ciudadanía desconfía de instituciones como las policías, el Congreso de la Unión, el Poder Judicial y, por supuesto, la Presidencia de la República. Las razones que esgrime la ciudadanía para tener tales niveles de desconfianza son, entre otras: “que los políticos sólo ven por sus intereses”; “que los políticos no trabajan a favor de la ciudadanía”; la corrupción, la impunidad, la falta de acceso a la justicia, la desigualdad y la pobreza.

El desencanto a la democracia por factores endógenos y exógenos de un sistema que ha producido apatía y enojo  que les permite establecer las variables de poder.

La mitad de la población piensa que da lo mismo un gobierno democrático que uno autoritario y en una proporción similar se asume que pueden cederse algunas libertades a cambio de mayor bienestar; estas ideas, en medio de las condiciones materiales de desigualdad y malestar social, representan un peligroso “caldo de cultivo” para el surgimiento de “tentaciones autoritarias” que nadie querría realmente ver. 

El politólogo Robert Dahl, la democracia “es un régimen en el que los gobernantes han sido seleccionados a través de elecciones competitivas”. 

Y Para Adam Przeworski y otros teóricos de la democracia sugieren que “la competencia electoral ocurre cuando la oposición tiene una probabilidad de ganar [un cargo de elección pública] a consecuencia de las elecciones”.

La creciente competencia electoral es una faceta más de la transición democrática en México. Una mayor competitividad entre partidos sugiere que el electorado está ejerciendo su derecho a elegir los candidatos con base en las propuestas más sólidas y a premiar o castigar, a través de su sufragio, el desempeño de gobiernos salientes.

La competencia electoral es feroz en ambas entidades (Guerrero y Michoacán), la corresponsabilidad entre gobernantes y ciudadanos es débil.

En un sistema político ideal, los votantes eligen a sus gobernantes valorando su desempeño histórico, si su gestión tuvo un impacto positivo en el bienestar de los ciudadanos y si cumplieron sus promesas. 

En el caso de Guerrero y Michoacán, el electorado ha probado en varias ocasiones tanto partidos políticos sustitutos como promesas electorales diversas, sin observar cambios profundos en su bienestar –y, en los últimos meses, éstos han experimentado episodios de violencia y fragilidad institucional preocupantes.

El poder del voto es indispensable para mantener a la democracia, en ciertos casos éste realmente tiene un impacto positivo al vincular efectivamente las preferencias ciudadanas con el desempeño de sus gobiernos y a la imagen del actor político, mientras que en otras entidades la competencia electoral no ha podido encontrar un punto satisfactorio entre las demandas civiles y las ofertas de política pública por parte de las autoridades.

La transición democrática en México ha sido uno de los mayores logros que han conseguido. En este escenario, nuestra tarea es encontrar herramientas sólidas y con diagnósticos certeros que nos permitan evaluar el proceso de consolidación de la democracia, con la finalidad de descifrar sus logros, obstáculos y trayectorias.

En Guerrero y Michoacán, la acción de ir a las urnas y la contienda electoral entre dos o más partidos no necesariamente se traduce en un sistema democrático sólido –debido a que la competencia electoral es una condición necesaria, pero no suficiente de la democracia. La realidad es que si aquí no vemos el fracaso del programa “rápido y Furioso y Receptor Abierto” que generó la matanza en este país. Los tiempos  de incertidumbre  y malestar ciudadano ante una economía inmersa a la macroeconomía  que si bien cierto ha producido mayor desigualdad social y una pobreza ya señalada, ante Estado entregado a los poderes financieros.  

La única manera de obtener un cambio por parte de los partidos políticos es que nosotros, los ciudadanos votantes, nos volvamos ciudadanos. 

En otras palabras, nuestro deber no se termina en las urnas: tenemos que exigir a nuestros representantes rendición de cuentas, transparencia y gobiernos eficientes, eficaces .Si los partidos políticos guían a los ciudadanos para ganar en las urnas, deberíamos usar el empoderamiento que permita gobernanza.  La corresponsabilidad política entre gobernantes y gobernados. http://www.elregionaldelacosta.com.mx/estado/estado-de-mexico/108-estado-de-mexico/8587-toman-protesta-al-consejo-directivo-de-la-fecobaa-en-edomex.html