La CRAC al desnudo; revelaciones de una mujer violada por un comandante de la Comunitaria

Categoría: San Luis Acatlan
Escrito por El Faro de la Costa Chica

 

*En entrevista para este medio, Virginia Alejandrino Hipólita confirma que fue encarcelada injustamente durante 9 meses (aunque en un oficio de la CRAC sólo se dice que fueron 8) por un delito que ella no cometió

 

*Triste, al borde del llanto y con una gran aflicción porque le destruyeron su vida, declara de viva voz que fue violada por "Mateo", un comandante de la casa de justicia de Espino Blanco

 

*De esa vejación, dijo, engendró una niña que a la postre regaló, porque teme ser golpeada y hasta asesinada por su esposo, aún prófugo de la justicia comunitaria

 

 

FERNANDO SANTAMARÍA

SAN LUIS ACATLÁN, GRO.

Luego de una serie de publicaciones que este medio ha realizado, derivadas de denuncias que han presentando los afectados, sobre todo del municipio de San Luis Acatlán, se han puesto relieve los excesos en que, en los últimos años, ha incurrido la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), y su brazo armado, la Policía Comunitaria.

Variados y diversos han sido los casos que se han ventilado en El Faro en las últimas semanas; sin embargo, ninguno tan grave y tan lacerante como el caso de Virginia Alejandrino Hipólita, una indígena mixteca de Yoloxochitl, quien fue encarcelada sin motivo, y luego violada y embarazada por un integrante de la CRAC, en la casa de justicia de Espino Blanco.

Este medio buscó a Virginia. Su caso había sido relatado a la reportera Rubicela Prudente por terceras personas que conocieron su historia y estuvieron cerca de ella al momento del parto y durante el proceso de la entrega de su hija a otros padres, pero que, desafortunadamente, nada pudieron hacer por resolver esta injusticia.

He aquí su testimonio desgarrador, el que mejor revela la podredumbre de la CRAC y la perversión del sistema comunitario de justicia; el tema que mejor demuestra el silencio cómplice de las organizaciones sociales de defensa de los derechos indígenas, como Tlachinollan y su dirigente, Abel Barrera; como la casa de la mujer indígena  Kinal Antzetic. El asunto, además, que evidencia la indolencia de los gobiernos, de todos los niveles, que ya ven en esa organización social y armada una buena parcela política, y que le han entregado recursos públicos y armas sin condición alguna, aunque ese poder sea usado en contra de sus gobernados.

Y testimonio de Virginia pone al descubierto, también, el silencio triste y la debilidad de una sociedad indígena que está temerosa de hablar, de señalar, de denunciar, por miedo precisamente a ser víctima de ese sistema que nació hace casi 16 años como una esperanza de autonomía y autodeterminación, pero que se ha ido convirtiendo en un peligro, en algo peor que aquello que alguna vez se combatió.

 

La historia de Virginia Alejandrino Hipólita es por demás desgarradora; primero, porque fue detenida por un delito que ella nunca cometió; segundo, porque fue condenada a purgar varios meses un proceso de reeducación tanto en la casa de justicia del San Luis Acatlán como en Espino Blanco. Y, sobre todo, porque ahí en ese espacio donde supuestamente se otorga justicia, fue violada y embarazada, retenida ilegalmente, forzada a trabajar, aún en estado de gravidez, sin que se le otorgaran servicios básicos de salud a que toda mujer embarazada tiene derecho, para finalmente ser liberada previo el pago de una multa económica.

Pareciera que el vía crucis de Virginia hubiera terminado al parir y regalar a su hija, producto de la vejación del comandante Mateo; sin embargo, ella ahora vive en constante zozobra por el temor de que su esposo, todavía prófugo de la justicia, regrese y la mate por haber concebido un hijo de otro hombre.

 

El caso

 

Virginia cuenta que la CRAC primero detuvo a su esposo: "Lo acusaron de robo, pero la verdad es que mi esposo compró un burro a un señor de Jolo (Jolotichán) y ese burro resultó ser robado y por eso echaron a la cárcel a  mi marido".

El marido de Virginia, de quien no quiso revelar su nombre, fue mantenido en cautiverio durante un mes en la casa de justicia de San Luis Acatlán, "pero un día mi marido pidió permiso para ir al baño y se les escapó".

Durante varios días los policías comunitarios se dedicaron a buscar al prófugo, pero todo fue en vano, el esposo de Virginia nunca fue localizado. "Como nunca encontraron a mi marido, los comisarios fueron por mí, para que yo estuviera en la cárcel hasta que se entregara mi marido, pero mi marido nunca se entregó".

Luego de nueve meses de estar encarcelada, y sobre todo, después de que resultó embarazada al ser violada por "Mateo", los comisarios de la CRAC decidieron liberarla.

Para que Virginia no demandara al comandante "Mateo", los comisarios de la casa de justicia de Espino Blanco le prometieron pagarle los gastos que se generaran durante el parto y para que le compraran leche a su hija; sin embargo, ese compromiso nunca se cumplió.

Al contrario, para que la pudieran liberar, en la casa de justicia de San Luis Acatlán la obligaron a pagar 8 mil pesos, no se sabe si como multa o para pagar un burro que costaba trescientos pesos.

Al momento de ser liberada, de acuerdo con las fechas de los sucesos, Virginia contaba con tres meses de embarazo.

 

Revelaciones

 

Por lo delicado de las revelaciones, la entrevista se transcribe textualmente. Cabe señalar que, debido a que habla muy poco español, Virginia no pudo explicar algunos datos.

_¿Cuanto tiempo estuvo en la cárcel, cuéntenos?

_Nueve meses, (me detuvieron el) 28 de marzo (de 2009)

_¿Que hizo usted en esos nueve meses, qué la ponían a hacer?

_Quehacer, (hacía) comida para los policías comunitarios, echar tortilla, barrer todo, desde la cárcel hasta la calle, todo lavar traste, que hace comida, todo lo que pide que hace policía, y si no hay luz hacer tortillas de puro minsa.

_¿Qué le pasó cuando la tuvieron detenida?

_Nada, aquí (en la casa de justicia de San Luis Acatlán) no, aquí ninguna gente que hace feo, no. Eso (la violación) pasó en Espino Blanco, ese comandante llegó borracho, no estaba la gente, no estaba comisario de Tilapa, nadie, se fueron a trabajar a otro lado y dejaron solo la casa de justicia, dejaron sola encerrada, y llegó noche el comandante y me metió adentro, me hizo malo (la violó), para acostarme pues (la obligó a tener relaciones sexuales con él). Como a media noche me metió pa'dentro, pasaron (pasamos) la noche adentro, yo no sé por qué ese hombre me metió pa'dentro, y nada más lo echaron tres días a la cárcel.

_¿Pero qué le hizo el comandante cuando llegó borracho?

_Ese comandante encerraron tres días, el comisario de Espino Blanco, pero como él puede hablar todo español le echó mucho problema, que va a buscar a su familia, que (su familia) lo va ayudar, sí le echó problemas, que no quiere que le echara problema con la gente, que (las cosas se quedaran) así nomás, que no le haga el mal, que lo alivió (que me alivie) en el centro de salud, que allí va a estar la niña, que la señora que trabaja en la coordinadora, en la Comunitaria, ya va a estar en el centro de salud. Pero no, ¿que me pasó?, mi marido que no sabe me va a correr, por miedo yo que lo di la niña a una maestra, porque anda vivo mi marido, pues.

_¿Usted le tiene miedo a su marido?

_Si, porque anda vivo mi marido.

_¿Pero por qué le tiene miedo?

_Porque anda vivo pues, porque, (él me va a reclamar) ¿por qué metió otro hombre?, que duermo con él en la cárcel. Porque va a pelear mi marido ¿por qué tiene otro niño? Por eso yo lo di a una maestra.

_Pero usted no se embarazó porque quiso, a usted la obligaron a tener relaciones sexuales.

_Sí. Y me obligaba a que le lavara ropa y no me daba jabón, yo tenía que pedir jabón regalado con gente del pueblo. Yo barría, yo hacía de comer a policías comunitarios, hacía todo el trabajo y también lavaba mi ropa y la de los policías comunitarios, hasta 20 policías comunitarios yo lavaba ropa y echaba tortilla.

_¿Qué más hacía usted en Espino Blanco?

_Una querida del comandante "Mateo", que se llama Palacios llegó a echar pleito, porque comandante decía, ‘mira esta lo va a pelear, porque ella me echa tortillas en el comal’, y entonces la señora Palacios le da un chingadazo a su lomo, allá se cayó, y yo le dije yo no quiero problemas, yo no vine a buscar hombre, yo estoy presa. “¡Ah!”, luego le dijo (la señora Palacios le dijo), “¡ah!, orita vas a ver hijo de la chingada”, y que lo agarra la policía al comandante, lo encerraron, que lo echan la cárcel.

_¿Como se llama el comandante (que la violó)?

_Se llama Mateo, ya lo he dicho en otras ocasiones, a él ya lo agarró la Comunitaria, pero ya está cerrado el caso, lo agarró el 1 de junio, pero soltaron 8 de febrero, que él va a pagar 12 mil pesos para la leche de la niña, para los gastos del centro de salud porque no tiene seguro popular.

_¿A usted, por qué la dejaron libre, la dejaron libre porque usted estaba embarazada?

_Si, porque el comisario de la Coordinadora dijo que ya me iba a pagar 12 mil (que el comandante iba a darle 12 mil pesos), para que ya saliera, para comprar la leche de la niña, que lo diera dinero su compadre para la paga del centro; ‘él le va a pagar dos mil pesos en el centro cuando alivió la niña, usted no tiene problema (con su marido)’, me dijo una mujer que trabaja en la Coordinadora, si tiene problema que lo encierre la gente de aquí (la Policía Comunitaria), ‘no, no tiene problema, dijo la mujer coordinadora, ya le va a dar 12 mil pesos para que compre leche y pague centro (de salud)’.

_¿Como fue que la dejaron libre?

_Porque yo pagué 8 mil pesos a gente de Jolo (Jolotichán, al supuesto dueño del burro robado), la señora quería que le pagara 17 mil, pero sacaron cuenta de los 9 meses (que yo estuve) detenida.

Cabe decir que, al momento de liberarla, a Virginia le hicieron firmar un documento en donde se asegura que ella es culpable del delito de abigeato en agravio de Isabel Gertrudis Rojas, Isidoro de Jesús Villanueva, Celestino Antonio Benito y Pánfilo García Esteban.

Cabe decir que, en el "acta de liberación" elaborada por la CRAC, nunca se asentó el dinero que pagó Virginia, y tampoco se especificó el uso que se le iba a dar al recurso.

En el "acta de liberación", sin que Virginia tuviera la oportunidad de objetarla, firmó tres "compromisos": Primero: "Se compromete a no volver a cometer el mismo delito y a no agredir física ni verbalmente a los agraviados, así como a los policías comunitarios y a las autoridades que intervinieron en su detención; en caso de faltar a este compromiso, se procederá de acuerdo a los usos y costumbres que rigen a este autoridad comunitaria".

Segundo: "Se compromete a venir a firmar cada 8 días ante esta oficina, hasta que las autoridades fijen el tiempo suficiente y le retiren la firma definitivamente; en caso de faltar a este compromiso, se procederá de acuerdo a los usos y costumbres que rigen a este autoridad comunitaria".

Y Tercero: "Se compromete Virginia, así como sus familiares y la autoridad local, a vigilar que los acuerdos se cumplan y no vuelva a reincidir, ya que la próxima vez entrará al proceso de reeducación lo doble de tiempo que ya estuvo y de acuerdo al delito cometido; en caso de faltar a este compromiso, se procederá de acuerdo a los usos y costumbres que rigen a este autoridad comunitaria".