Policías de Juchitán asesinan a un niño de Agua Zarca

Categoría: Juchitan
Escrito por El Faro de la Costa Chica

 

*Según los testimonios recogidos en el lugar de los hechos, el director de Seguridad Pública de Juchitán, Gaudencio "Gencho" Ramírez Justo, habría empezado la trifulca, al discutir con varios jóvenes de Agua Zarca que participaban en el paseo del mono de los festejos del Señor Santiago.

 

 

*Las fuentes consultadas precisan que el funcionario juchiteco detuvo y subió a la patrulla a Tomás Tapia Ramírez, por lo que la "turba" se abalanzó en contra de los uniformados, arrojándole todo tipo de objetos

 

*Sería en su huída cuando los policías municipales realizaron disparos, supuestamente al aire, que, sin embargo, hirieron de muerte al menor de edad Gabriel Hernández García

 

*Los policías municipales señalan que los vecinos de Agua Zarca también realizaron disparos

 

*Gabriel Hernández García fue llevado por sus familiares a la cabecera municipal de Juchitán, donde, debido a la gravedad de su herida, le negaron la atención médica y murió frente al palacio municipal, después de media hora de esperar inútilmente el auxilio de la ambulancia que recientemente donó al municipio el diputado federal, Ángel Aguirre Herrera

 

AGUA ZARCA, JUCHITÁN, GRO.- El menor de edad Gabriel Hernández García, de tan sólo 11 años de edad, originario y vecino de Agua Zarca, fue asesinado por los disparos imprudentes de los elementos de la Policía Preventiva Municipal (PPM) de Juchitán, según los testimonios de los vecinos de ese lugar.

Durante la balacera, los vecinos entrevistados aseguraron que fue propiciada por los preventivos municipales, resultando heridas dos personas más, aunque sólo identificaron a Roberto Zúñiga Santos, de 22 años de edad, vecino de El Aguacate, comunidad perteneciente al municipio de Juchitán, que fue herido de la pierna izquierda, por lo que fue trasladado al Hospital Regional del Ometepec.

Entrevistados en su comandancia, los policías municipales aseguraron que, efectivamente, realizaron disparos al aire para disuadir a los furiosos vecinos de Agua Zarca, "pero también ellos realizaron disparos, los vecinos", presumiblemente en contra de los policías.

 

La crónica, según las partes

Hacia las 5:00 de la tarde, mientras en la cabecera municipal se llevaba a cabo la sexta sesión abierta de Cabildo, en la comunidad de Agua Zarca se le daba cabal cumplimiento a la tradición del "paseo del mono", en el marco de los festejos previos de la celebración del "Señor Santiago", celebraciones en la que, por cierto, se privilegia el consumo del alcohol por encima del festejo religioso.

Y, paradójicamente, mientras en el auditorio municipal el comisario de Agua Zarca, Crescenciano Ramírez López, le reclamaba al presidente que en la sesión de abierta de Cabildo se estaban tratando asuntos de seguridad pública ante la ausencia del director de área, Gaudencio Ramírez Justo, éste realizaba "un recorrido de seguridad por aquella, su comunidad de origen, donde la gente se había lanzado a las calles para participar en 'el paseo del mono'".

Y mientras en Juchitán Crescenciano reclamaba que no existía una coordinación entre los comisarios municipales porque el director de Seguridad Pública sólo sabe actuar con las armas, éste, en Agua Zarca, se "trenzaba" en una discusión con varios jóvenes que participaban en la fiesta pagana y les reclamaba (según las fuentes) varios letreros que le habían colgado al mono.

Y mientras en Juchitán el alcalde y los regidores soportaban los reclamos por la ausencia del director, en Agua Zarca, Gaudencio ordenó la detención de uno de los revoltosos, Tomás Tapia Ramírez, quien argumentaba que lo detuvieron injustamente, sólo porque se le había caído un envase, hecho que los policías interpretaron como agresión.

Sin embargo, los policías alegaron que Tomás Tapia los retó a golpes en venganza de que, en días anteriores, se lo habían llevado preso, motivo por el cual Tomás y varios de sus compañeros de "banda” de jóvenes se abalanzaron sobre los uniformados.

La versión de los policías municipales es que ellos llegaron para realizar un recorrido de seguridad, que el comisario no les notificó de la fiesta, y que debido a la agresión, detuvieron a Tomás y se lo subieron a la patrulla. Pero que, en cuanto lo sometieron, una turba de vecinos de Agua Zarca los agredió con todo tipo de objetos, piedras y botellas, sobre todo, exigiéndoles que liberaran al detenido.

Ante este escenario, dicen los policías, "comenzamos a realizar disparos al aire y nos alejamos abordo de la patrulla, y escuchamos que la gente del pueblo nos contestó los disparos y señalaron, fue en ese momento, cuando la gente del pueblo disparó, cuando nosotros vimos que el niño cayó herido de muerte". Ante estos hechos, los policías sostienen que "ellos dispararon porque la gente los agredió".

 

La versión del pueblo

Obviamente la versión de los lugareños entrevistados es distinta: estos aseguran que los policías llegaron a Agua Zarca cuando se realizaba el paseo del mono y que ellos querían cruzar rápido la calle, "que les abrieran paso, el director de la policía venía borracho, incluso le regaló un paquete de cervezas a uno de los que andaban en el paseo del mono y como no fue posible darles paso, comenzaron a insultar a la gente y fue entonces cuando detuvieron a Tomás Tapia Ramírez".

Según la versión de los lugareños, cuando ellos exigieron a los policías que liberaran a Tomas, se lo pidieron con voz fuerte, primero, y luego a gritos, y que fue cuando realizaron los primeros disparos, "esos balazos (cuatro) pegaron en los anaqueles de una tienda (miscelánea) que está a una cuadra de la escuela primaria", dijeron. En ese mismo lugar se localizó un casquillo, percutido, calibre .223 milímetros, de los que usan los AR-15 de los policías preventivos.

En su loca huida, siempre según la versión de los lugareños, los policías municipales "quebraron" en la calle, para seguir la ruta de salida del pueblo, y realizaron más disparos, ahí, sobre la carretera, se localizaron otros tres casquillos de la misma arma, se deduce por los casquillos encontrados en el lugar.

Uno de esos disparos, se presume de los policías, hizo impacto en un árbol de tamarindo, y dos más, se supone, en la humanidad del menor de edad,  Gabriel Hernández García: uno, el mortal, en el centro de la caja torácica, "en la boca del estómago", y el otro en el brazo izquierdo, hasta casi desprendérselo.

Varios disparos, aseguran los lugareños entrevistados, siguieron escuchándose, mientras en el pueblo se hablaba de dos heridos más, aunque sólo fue localizado Roberto Zúñiga Santos, de 22 años de edad y vecino de El Aguacate, quien recibió un impacto de bala en la pierna izquierda.

Sin médicos y sin ambulancias

Los heridos fueron auxiliados por sus familiares, o por sus amigos, no se tiene certeza plena, lo cierto que es que, incluso, transportados en camioneta pasajeras, llegaron a la misma clínica o consultorio particular, que no fue identificado, primero Gabriel Hernández García, con un balazo en el estómago que le provocó expulsión de vísceras, y después Roberto Zúñiga Santos. Al primero, por la gravedad de la herida, y ante la nula posibilidad de salvarle la vida, le fue negada la atención. El segundo si fue  estabilizado para que llegara a Ometepec, al Hospital Regional.

Ante la negativa del médico particular, los padres no se resignaron de ver morir a su hijo y accedieron a recibir ayuda de los "presuntos agresores", de los policías, y subieron a Gabriel a la batea de la patrulla y enfilaron hacia la presidencia, con la soñadora pretensión de que, en la ambulancia que recientemente había donado el diputado federal, Ángel Aguirre Herrera, se trasladara al moribundo a Ometepec.

La dolorosa espera duró cosa de media hora: ni llaves, ni gasolina, ni mucho menos chofer de la flamante ambulancia. Nada llegó; y lo que si llegó era lo que nadie quería que llegara, la muerte de aquel niño que en Agosto próximo comenzaría su quinto año de primaria.